Has pasado todo el año construyendo muros: de cemento, de control, de certezas.
Y justo cuando crees haber logrado estabilidad, la Torá te pide lo impensable: salir de tu casa y vivir bajo un techo de ramas.

Sucot no es una fiesta folclórica; es una terapia espiritual brutal.
Dios te enseña que la verdadera fe empieza donde se acaban las paredes.
Que la vulnerabilidad no es debilidad, sino el punto donde comienza la unión con lo divino.

Este episodio explora la sabiduría de Sucot como una danza entre el cielo y la tierra:
la betulá que se prepara, el alma que se purifica, el ijud que une al ser humano con la Presencia.
Un viaje desde la fragilidad hacia la plenitud.

Aprende a confiar sin defensas, a descansar en la sombra de la fe y a caminar sostenido por el cielo.
Porque hay momentos en los que la única casa que tienes… es Dios mismo.