Sentado, relajado, comienzas a respirar suavemente de una forma pausada y tranquila. Comienza a soltar tus emociones, la angustia, el dolor… El sufrimiento aflora y lo dejas salir; sale de ti, lo ves como una nube de color gris que sale de tu cuerpo y se evapora… Suelta la angustia, suelta la tristeza, suelta el dolor en ese océano de luz y recibe la sanación. No te ates al pensamiento de la luz… eres libre… Sólo siente la luz... y quédate en ella… Ella ha penetrado en ti... Es la luz de Dios, su amor sana, te sientes despojado de la angustia... María Benetti Meiriño
Mira tu cuerpo, Dios está presente en cada átomo, en cada célula, en cada tejido, en cada uno de tus nervios. Él está en cada parte de tu cuerpo… Escucha tu cuerpo, escucha las sensaciones… ellas te avisan qué es lo que está mal Siente la fuerza de la vida en tu cuerpo; Dios te sana, cura tu cuerpo, tu mente, tu conciencia... Recibe el aliento de la vida, la luz de Dios que está sanando cada célula de tu cuerpo. El dolor se disuelve ante la presencia de Dios. María Benetti Meiriño
Dios reside en tu mente, no creas en el poder de nadie, sólo en el poder de Dios, Él te bendice. Recibe los dones que le pides… acepta los dones, es agua dulce que bautiza tu mente y cada átomo de tu cuerpo. Descansa, disfruta… María Benetti Meiriño
Lentamente, entras en el templo del silencio. Nadie más que tú puede entrar. Avanza con lentitud; estás en la esencia de tu alma, ahí no hay ideas, no hay pensamientos, dejas de actuar, de pensar… estás quieto, inmóvil… Estás ante el silencio eterno. Eres lo humano y lo divino. Experimenta el silencio... María Benetti Meiriño
Vamos hacer la meditación de San Agustín, viajando a tu interior. El dejó escrito: “Yo te buscaba fuera, pero Tú estabas dentro de mí. Eres más íntimo a mí mismo que yo mismo”. Y comienzas a ver quién eres. Viaja a tu interior, no te pierdas, no salgas de ti, vuelve a tu interior: esa es tu realidad, descubre tu propia naturaleza. Y descubres que no existe lo bello ni lo feo, porque todo es luz, no hay bien ni mal, todo es luz… María Benetti Meiriño
Observa en qué piensas, deja que tus pensamientos lleguen a ti… Uno tras otro, los pensamientos surgen desde lo profundo de tu conciencia: obsérvalos… ¿En qué piensas? Tú eres tus pensamientos, ellos son creaciones tuyas, tú los creaste. Ahora, sin prisas, detente en los pensamientos de tristeza, injurias, odios, mentiras, insultos, maldiciones.... e ilumina cada uno de ellos con la luz de Dios... Así, tus pensamientos se funden en el mar de luz… María Benetti Meiriño
Busca relajarte, esto lo logras por la respiración consciente. De esta forma disminuye la excesiva producción de adrenalina. Enfoca tu atención en un pensamiento que hayas elegido con anterioridad. Quédate en silencio delante del Señor... olvida tus palabras, tus recuerdos, tus peticiones, tus proyectos… sólo míralo, míralo... Quédate en paz ante Él… María Benetti Meiriño