La felicidad no es la obtención de placer, sino la ausencia de deseo. Esta idea desmonta muchas de nuestras creencias sobre lo que significa ser feliz. No es cuando alcanzamos algo que somos felices, sino cuando dejamos de anhelarlo. No es cuando conseguimos lo que queremos que obtenemos la plenitud, sino cuando nos permitimos simplemente ser y estar con lo que tenemos. Lo cierto es que la felicidad es esquiva. Justo cuando creemos alcanzarla, un nuevo deseo aparece y volvemos a empezar de cero, sintiéndonos vacíos y ansiosos. Como dice Caed Budris: “La felicidad es el espacio entre un deseo cumplido y la formación de un nuevo deseo.” Y en ocasiones, ese espacio es muy breve o casi inexistente. Siempre hay algo mejor que lo que tenemos, siempre hay algo más que conseguir. Y así, pasamos la vida persiguiendo sombras, convencidos de que la siguiente meta, el siguiente logro, nos traerá la satisfacción definitiva. Pero no es así.
La mente vive constantemente entre el pasado y el futuro, generando una profunda insatisfacción y la sensación de que lo que estás viviendo ahora no es adecuado. Comparas cada momento con experiencias pasadas y sientes que siempre hay algo mejor esperándote. Esta dinámica se intensifica cuando lo que estamos viviendo resulta desagradable o no deseado. En esas situaciones, solemos adoptar una de tres actitudes: huir, intentar cambiar la situación, o quedarnos paralizados, quejándonos.
¿Te has preguntado alguna vez qué pequeñas enseñanzas podrían marcar una gran diferencia en tu vida? Estas 7 reflexiones están pensadas para inspirarte y acompañarte en el camino hacia una vida más plena y feliz, con calma y sencillez. A veces, un pequeño cambio en nuestra perspectiva puede transformar nuestro día a día.
A veces, las fiestas pueden ser momentos de emociones intensas, de alegrías y tristezas, de encuentros y despedidas. Estos días nos confrontan con lo vivido: los logros alcanzados, las pérdidas que hemos enfrentado, los desafíos que nos transformaron y las lecciones que aún estamos digiriendo. Por eso, quiero acompañarte en este proceso de cerrar el año de una manera más consciente, con propósito y aceptación, para recibir lo que viene con un corazón más ligero y abierto.
🎉 Plenamente App ya está disponible 14 días gratis: https://plenamente.tv Nuestra atención está tan entrenada para enfocarse en lo negativo que perdemos de vista estos milagros cotidianos. Y aquí ocurre algo muy interesante: nos convertimos en aquello a lo que dirigimos nuestra atención. Nos identificamos tanto con lo que está en nuestra mente que terminamos usándolo para definirnos. Por eso, mi invitación para hoy es esta: “Eres lo que haces”.
¡Bienvenido al episodio 23 de Plenamente Podcast! Probablemente te hayas planteado realizar cambios significativos en tu vida, e incluso me atrevo a decir que ya estás dando grandes pasos hacia ellos. Es posible que, en el proceso, hayas notado cierta distancia entre tú y tu entorno habitual. En este episodio, reflexionamos sobre la importancia de ese aislamiento temporal y cómo puede convertirse en una herramienta poderosa para consolidar los buenos hábitos con los que siempre has soñado.
Todos hemos tenido momentos en los que nos miramos al espejo y no reconocemos a la persona que tenemos delante. Momentos en los que nuestro agotamiento, estrés o tristeza es tan grande que cualquier otra opción parece mejor que continuar por este camino. Son esos momentos decisivos en los que te detienes y, con honestidad, te dices a ti mismo/a: no quiero que esta sea mi vida.
A lo largo de nuestras vidas, todos tenemos objetivos que, aunque pueden ser muy distintos, están vinculados a nuestra capacidad de ganar dinero para llegar a ellos. Tener estabilidad financiera nos permite disfrutar luego de más tiempo libre con nuestros amigos y familia, y también nos permite pagar cosas importantes para nosotros que nos permiten vivir con mayor calidad de vida.
Terminamos el último episodio con una idea poderosa: cómo podemos gestionar nuestro mundo mental y mejorar nuestro bienestar emocional a través del cuerpo. Hoy quiero llevar esa idea un paso más allá y explicarte cómo este bienestar, obtenido en estas prácticas, puede superar los límites de nuestro cuerpo físico, mental y emocional, y repercutir positivamente en nuestra vida gracias al proceso de apertura que ocurre en nosotros.
Quiero despedir este fin de semana con esta cita, que refleja muy bien el papel que el yoga (y no solo el yoga) juega en nuestras vidas más allá del plano físico. Cualquier práctica que tenga como objetivo aumentar la conciencia corporal nos ayudará a trabajar aspectos sutiles pero cruciales: nuestra energía, nuestras emociones y nuestra mente.
He llegado a la conclusión de que todo sucede en el momento adecuado. Forzar las cosas o resistirnos a ellas es ir en contra del flujo natural de la vida. Sin embargo, tampoco podemos entregarnos sin más a lo que venga. Existe una línea muy fina entre aceptar lo que es y luchar por lo que deseamos. Encontrar el equilibrio entre ambos extremos es quizás el mayor reto de todos, pero cuando lo conseguimos, algo mágico sucede. El universo parece alinearse, y lo que antes parecía inalcanzable de repente se convierte en realidad.
A veces, en medio de la rutina diaria, de esos momentos de incertidumbre o incluso de pequeños logros personales, es fácil olvidar algo esencial. Hay algo que va más allá de las metas que nos ponemos o de las herramientas que utilizamos para superarnos. Algo que, aunque no siempre lo percibimos de inmediato, está presente y juega un papel clave en cómo afrontamos la vida.
Todos sabemos que estar constantemente conectados a nuestros teléfonos puede afectar nuestra salud mental y emocional. Por eso, es fundamental ser muy cautelosos con lo que consumimos. En la práctica del yoga y en el ayurveda, esto es clave. Desde la perspectiva ayurvédica, el concepto de consumo abarca no solo los alimentos, sino todo lo que entra a nosotros a través de los sentidos. Por ello, las prácticas yóguicas nos invitan a acercarnos a alimentos puros, conocidos como satwicos. Estos alimentos nos ayudan a mejorar nuestra calidad de vida, reduciendo el estrés y regulando el desequilibrio hormonal que provocan las tecnologías al estar constantemente conectados.
Hoy quiero hablarte sobre el poder de decidir. Algunas personas me preguntan a menudo cómo mantenerse constante o cómo superar una situación triste o depresiva. Aunque no tengo una solución mágica, puedo compartir algo que me ha funcionado repetidamente y que está respaldado por numerosos estudios científicos.
Hace unos días, mientras navegaba por YouTube, encontré un video muy peculiar. Era una grabación simple y casera de una mujer mayor recitando un poema. El video no tenía nada especial, pero su voz era cautivadora y sus palabras tan acertadas que no pude evitar reproducirlo una y otra vez.
Tienes este episodio en video aquí: https://youtu.be/hBlNtz3ovYQ Estas cartas están dirigidas tanto a ti como a mí. Sin embargo, no siempre estoy entusiasmada por escribirlas. Hay momentos en los que, ya sea por enfermedad, desánimo, cansancio o falta de tiempo, no puedo sentarme con la misma ilusión que otros días. Y es que hay días y días, ¿verdad? Días en los que todo fluye y días en los que tropiezas con cada piedra del camino, incluso con aquellas que prometiste no volver a pisar.
El otro día tuve una conversación reveladora en la que ayudé a una muy buena amiga a salir de una situación estresante. Si me preguntas cómo lo hice, no sabría qué decirte. No es fácil ofrecer ayuda y menos aún intentar ponerse en la piel de otra persona cuando quizás nunca has vivido una experiencia similar. Sin embargo, en ese momento lo vi claro y le dije: estás cansada, eso es todo.
Hoy, más que nunca, tengo muchas ganas de hablarte porque siento que hay tanto que quiero compartir contigo. No sé muy bien cómo llegaste a mí, o a este podcast, pero cada vez que me siento a escribir, es como si estuviera compartiendo mis pensamientos más profundos con una amiga del alma. Estoy inmensamente agradecida por esta conexión tan especial que la vida nos ha regalado.
Hoy fui al mar y caminé por la orilla un largo rato. Al llegar al final de la playa, me detuve, me senté en una roca y observé la salida del sol desde uno de mis rincones favoritos.
Esta práctica no solo nos conecta con nosotros mismos, sino que, como puedes ver, también nos abre y conecta con los demás. Nunca estás solo/a practicando en casa; estás practicando conmigo y con una comunidad de casi 900.000 personas (¡el tamaño de nueve estadios de fútbol!). Además, muchas personas practican yoga con sus parejas, familiares, amigos e incluso hijos, haciendo de la práctica un momento perfecto para fortalecer y unir nuestras relaciones. Pero no podemos olvidar el mejor acompañamiento de todos: nuestras mascotas. ¿Qué haríamos sin esos savasana junto a nuestros mejores amigos?