Quizás te han propuesto dar una charla y tienes elegir tú la temática dentro de tu profesión. O te sugieren que hables de un tema o proyecto, y tienes que elegir desde qué enfoque hacerlo. Sea cual sea el caso, me temo que algún día tendrás tu lienzo en blanco delante, en forma de libreta o documento de texto en el ordenador, y tu mente parecerá un desierto por el que solo pasan bolas de paja arrastradas por el viento. Pues hoy aprenderás, o repasarás si ya las conoces, 2 técnicas diferentes para romper con ese bloqueo y crear el primer material con el que dar forma a tu futuro discurso. Las dos técnicas de las que hablaremos son efectivas para crear ideas en cualquier contexto y sobre cualquier materia, sinceramente, no voy a descubrirte la pólvora. Lo interesante, creo, es que vamos a aplicarlas a la creación de contenido de un discurso. Se trata de: Mapas mentales Brainstorm con post-its Recursos mencionados Cursos sobre oratoria La entrada 95. 2 técnicas creativas con las que encontrar ideas para hacer un discurso se publicó primero en Presento.
¿Por qué crees que el Señor de los anillos es una historia interesante? ¿Crees que si Frodo consiguiera llegar a Mordor sin conflicto lo sería tanto? Las preguntas anteriores tienen que ver con la construcción de la historia, donde no pueden faltar conflicto, protagonista, antagonista y otra serie de recursos que forman parte del kit del creador de historias. Otra de esas herramientas es la acción dramática, quizás no tan conocida y puede que no tan sencilla de definir. Podría ser: Aquella acción (o acciones) que se estructuran a raíz de un conflicto entre dos fuerzas. Suena interesante, y aún lo es más si tratamos de relacionar este concepto con la construcción de discursos, y creamos algo así como un método para estructurar una charla a partir de esa herramienta prestada de la dramaturgia. Recursos mencionados Cursos sobre oratoria La entrada 94. Descubre la acción dramática de tus discursos para generar más interés se publicó primero en Presento.
Me cuesta hablar en público, es una afirmación que puede que repitas cada vez que sale el tema de las presentaciones. Pero la realidad es que tendrás que hacerlas, y por lo tanto, tratar de afrontar esa dificultad que crees que tienes para comunicar delante de otras personas. Las técnicas para vencer el miedo de hablar en público no son milagrosas, pero si trabajas sobre una hoja de ruta cada vez que tengas que hacer una presentación, el miedo a hablar en público irá disminuyendo. Esa hoja de ruta es la siguiente: Rebaja tus expectativas. Prepara bien tus discursos. Ensaya. Usa técnicas para controlar tus nervios Veamos cada punto de esa hoha de ruta en detalle, para que agarres el miedo escénico del cuello de una vez y puedas dejar de pasarlo mal en cada presentación. Rebaja tus expectativas Voy a desvelarte un gran secreto de los grandes oradores: Ellas y ellos también están nerviosos antes de hacer una presentación importante. Claro, ¿cómo no van a estarlo? Hablar en público es importante, y exigente, no es una situación cualquiera. Si haces mal un examen escrito nadie te está mirando cuando dejas una pregunta en blanco o te equivocas en una respuesta, pero las presentaciones ocurren en directo, delante de muchas personas que te están observando fijamente. Por eso es una situación ante la que el cuerpo reacciona, te pone alerta, activa tu sistema nervioso como si tuvieras que huir de un león en la sabana. Y eso ocurre quieras o no quieras. Estaría genial poderle decir a ese sistema nervioso que no produjera sudor, rojez o temblores al salir al escenario, pero resulta que es autónomo, vamos que va a su rollo sin que tú puedas hacer nada. Bueno, esto no es del todo cierto, pero hablaremos de ello más adelante. La cuestión es que no puedes aspirar a que esos signos no aparezcan cuando tengas que hacer una presentación. No quiero sudar. No quiero que me tiemblen las manos. No quiero enrojecerme. Si, si, estaría genial, pero eso no va a ocurrir en tus primeras intervenciones. La clave es aceptarlo y rebajar tus expectativas al tener que hacer una presentación. En lugar de esperar que ocurra lo anterior, puedes pensar en lo siguiente: Lo voy a hacer a pesar de los nervios. Eso es lo que piensan esos grandes ponentes, saben que los nervios estarán ahí, y tratan de convertirlos en adrenalina que les de energía para estar a tono en su intervención. Su gran virtud es que lo consiguen, tu camino quizás algún día te lleve también ahí. Pero por el momento, trata de que tu expectativa no tenga que ver con regular cuestiones que no están en tus manos. Céntrate en aquello que si puedes controlar y adapta a ello lo que esperas que ocurra en tu ponencia. Recuerdate los días previos a tu charla lo siguiente: Lo voy a hacer a pesar de los nervios. Y la segunda parada de nuestra hoja de ruta nos lleva a algo que definitivamente está bajo tu control… Prepara bien tus discursos Hace un tiempo me dolía bastante el cuello, a la altura de las cervicales. Hubo un momento en que me dolía la cabeza casi a diario y tenía que tomarme un paracetamol para aliviarlo. Era relativamente efectivo, pero cada vez que dejaba de tomarlo me volvía a doler el cuello y la cabeza. Decidí visitar a un amigo fisioterapeuta y me dijo que me haría un masaje y que posiblemente mejoraría bastante, pero que si seguía con el mismo tipo de vida posiblemente el dolor volvería. ¿Qué puedo hacer? le pregunté. Puedes hacer unos ejercicios de forma regular para fortalecer la musculatura de alrededor del cuello. Me explicó los ejercicios, y empecé a hacerlos. Desde hace muchos meses los he hecho con la disciplina de un monje, y el resultado es que no he vuelto a tener dolor de cuello. Cuando tienes que hacer una presentación se escuchan muchos consejos y trucos dirigidos a salir del paso. Estupideces como: Imagina al público desnudo. No ensayes, porque no parecerás natural. Toma una pastilla de X fármaco antes de tu intervención. Vamos,
Hablar en público en la escuela es una asignatura pendiente que poco a poco vamos corrigiendo. La receta para enseñar a los niños a hablar en público no es compleja, y podría resumirse en lo siguiente: Capacitar al profesorado para que enseñe oratoria de forma específica y la practique de forma transversal. La anterior frase contiene 3 ideas que nos dan una hoja de ruta para trabajar la oratoria en el aula y asegurar que nuestro alumnado aprende a hablar en público adecuadamente: Capacitar al profesorado Enseñar oratoria de forma específica Practicar de forma transversal Logos Digital es una proyecto educativo que propone seguir esa hoja de ruta para que profesorado y alumnado aprenda a hablar en público. El profesorado se capacita porque es quien implementa el proyecto, y el alumnado solo tiene que ver el contenido en vídeo de una plataforma que les enseña el ABC de la oratoria. A lo largo de 11 lecciones van construyendo un discurso que presentan al final del proyecto. Recursos mencionados Logos Logos Digital La entrada 92. Así podría enseñarse a hablar en público en la escuela se publicó primero en Presento.
Al hablar en público el síndrome del impostor es un sospechoso habitual, que puede aparecer de la siguiente forma. Ser incapaz de evaluar de manera realista tus competencias y habilidades. Atribuir tu éxito a factores externos. Autocriticar en exceso tu desempeño. Miedo a no estar a la altura de las expectativas. Sabotear tu propio éxito. Dudar de ti. Establecerte metas muy desafiantes y sentir decepción cuando no las consigues. En este episodio descubrirás el trabajo de Valerie Young y nos acercaremos al estoicismo para buscar soluciones. Recursos mencionados Curso Storytelling Corporativo La entrada 91. Cómo superar el síndrome del impostor al hablar en público se publicó primero en Presento.
Un trámite aburrido. Así resumiría mi paso por la universidad para convertirme en Diplomado en Turismo. Tengo que asumir que me corresponde bastante mérito en lo anterior, porque recuerdo mi post-adolescencia como un época confusa en la que era complicado comprometerme a nada. No era el alumno más aplicado y participativo, desde luego. Pero de lo que guardo peor recuerdo es de lo soporíferas que resultaban muchas clases. Una profesora o un profesor que activaba el modo clase magistral, y se dedicaba a hablar durante una hora mientras el resto tomábamos apuntes. Digo tomábamos, pero yo dejé de hacerlo el segundo día, claro. La cuestión es que repasando mentalmente el temario de las asignaturas de aquella carrera, hay temas que ahora me parecen interesantes: Economía Geografía Marketing Sobre esos temas he leído varios libros o he hecho cursos en los últimos años. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué entonces no me interesaron y años después si? Repito que no voy a escamotear mi responsabilidad en ello. Hay un proverbio que dice: Cuando el alumno está listo, aparece el maestro. La vida nos hace evolucionar e interesarnos por temas diferentes en cada etapa, y esto me parece muy bonito. Pero lo cierto es que la forma en la que enseñamos o nos enseñan, influye mucho en cómo la persona que tiene que aprender interactúa con la materia que corresponda. ¿Podrían haber hecho algo los profesores para tratar de hacer más interesantes las materias de mi carrera? Definitivamente. Así que descubramos cómo convertir esos temas en sexys y cautivadores. Por cierto, como es muy subjetivo decidir qué temas son interesantes y cuáles no, haremos nuestras las palabras de Chesterton como guía: No hay temas aburridos, si no mentes desinteresadas. Así que veamos 7 propuestas con las que conseguirás incluso despertar a las mentes desinteresadas. 1. Empieza con el por qué Simon Sinek es un conferenciante y escritor inglés que se hizo famoso hace ya muchos años por una charla que tenía precisamente este título. Start with why o empieza con el por qué. La idea principal de la charla es que las y los grandes líderes o empresas, consiguen sus logros siguiendo un patrón. Piensan, actúan, y sobre todo comunican con algo así como una fórmula que incluiría tres palabras: qué, cómo y por qué. Ese patrón lo ilustró en un círculo con 3 esferas que denominó el círculo dorado, en el centro del cual estaba el porqué. De esta forma, ese porqué sería la base a partir de la cual construir la razón de ser de una empresa o persona, y por supuesto toda pieza de comunicación. Pone el ejemplo de Apple. Apple crea todos sus productos con una premisa, un por qué, que sería: Todo lo que hacemos lo hacemos cuestionando el status quo o cómo las cosas se hacen actualmente. De ahí su famoso claim: Así, cuando Alicia compra un iphone, no compra simplemente un teléfono, hay muchas compañías que los hacen, y más baratos. La clave es que Apple ha conseguido que Alicia crea en lo que ellos creen. Alicia también quiere cuestionar el status quo, también quiere pensar diferente, por eso compra a Apple. Repito, todo esto parte de dejar claro de inicio el porqué. Ahora, tratemos de aterrizar algo de lo anterior a un terreno práctico. Imaginemos que eres un contable y tienes que presentar las cuentas del trimestre. ¿Cómo podrías crear una charla que parta del porqué para hacer el tema interesante desde el minuto 1? Si la clave es hacer que tu audiencia crea en lo que tú crees, se me ocurre que podrías pensar en las repercusiones que tienen las cuentas para el personal de tu empresa. Eso suena a una buena respuesta a ¿por qué son las cuentas importantes? Quizás en lugar de empezar tu discurso diciendo… Voy a presentar las cuentas del periodo que corresponde a octubre, noviembre y diciembre. Podrías empezar con lo siguiente: Si seguimos ajustando el gasto como lo hemos hecho el trimestre anterior, puede que a mitad de año los de marketing podáis aumentar presupuesto en publicidad y los comerciales p...
Te propongo que escuches un discurso que voy a narrarte, y te conviertas en un analista de discursos para identificar lo siguiente: Estructura Recursos retóricos. Respecto a la estructura, puedes repasar el contenido mencionado en el episodio 79, La fórmula para preparar tu charla como un estratega y triunfar en el que te hablé de 4 puntos a tener en cuenta al crear un discurso: Tipo de discurso Tema Idea Puntos principales En lo que corresponde a los recursos retóricos, te propongo identificar lo siguiente: Recurso de apertura (pregunta, cita, historia, dato impactante). Cómo y dónde se han hecho pausas ¿Existe una llamada a la acción? si es el caso, ¿cuál es? La entrada 89. Descubre recursos retóricos analizando este discurso se publicó primero en Presento.
Si estás leyendo estás líneas es porque tienes que hacer presentaciones regularmente, o te tocará hacerlas de aquí en adelante. Y como, tristemente, esta materia aún no se enseña todo lo que se debería, aún son habituales las presentaciones mediocres y plagadas de errores cada día en pequeñas salas de reuniones o grandes auditorios. Pero ¿sabes qué? A ti no te ocurrirá eso, porque estás a punto de aprender los errores más comunes al hacer una presentación, y lo mejor de todo es que vas a descubrir la solución a cada uno. No perdamos un minuto más… 1. Olvidarte de tu audiencia Cuando estaba estudiando en la universidad, recuerdo un señor que nos daba clase de una asignatura de dudosa utilidad llamada protocolo. El hombre estaba a punto de jubilarse y sus alumnos le importábamos lo mismo que unos guantes para la nieve a un caribeño. Cada día llegaba a clase, se sentaba en la mesa, apoyaba sus gafas en la punta de la nariz y abría un libro que se dedicaba a leer durante una hora. Sin pestañear ni levantar la vista para ver si aún estábamos allí o habíamos perecido de aburrimiento. Tengo muy presente a este señor para recordar cómo nunca debo tratar a la audiencia a la que hable. Hace poco leí un concepto que me encantó: Establecer líneas de comunicación con la audiencia al hablar en público. Y precisamente este error nos habla de olvidarte de tender esas líneas, es como si en el viejo juego de los botes de yogur con un hilo, solo tuvieras tu bote de yogur y le hablaras a él con la esperanza de que alguien te escuche al otro lado. Al hablar en público tu audiencia siempre es la protagonista y por lo tanto debes asegurarte de que tu discurso no sea un monólogo que te implique solo a ti. Olvidarte de tu audiencia es: No adaptar tu contenido a sus necesidades o conocimiento. No interactuar con ellos de ninguna forma. O no establecer un contacto visual adecuado, entre otras cosas. Por supuesto, hay ponentes que dan la misma charla en diferentes sitios y funciona a las mil maravillas, esos grandes speakers que cotizan por las nubes. O incluso puede que estés pensando en esa persona a las que te tirarías escuchando horas sin necesidad de interactuar, ni para respirar, mientras habla. Pero honestamente, si eres de los del montón, como yo, tendrás que trabajar para conseguir conectar con tu audiencia, y aspirar a ser uno de esos ponentes top no sé hasta qué punto ayuda o entorpece en el proceso de ir evolucionando como comunicador. Desde un terreno más realista, te recomiendo que trates de establecer esas líneas de comunicación con tu audiencia cuando te toque hablar en público. Veamos cómo lo puedes hacer. 1. Establece líneas de comunicación con tu audiencia desde la fase de preparación de la charla Imagina que quieres hacer ese juego de un hilo con dos botes de yogur. Quizás antes de hacer nada te pares a pensar en qué tipo de botes tendrán mejor resonancia o qué hilo resistirá mejor. El trabajo de preparación de tu charla es igual. Analiza a quién vas a hablar y adapta tu contenido a ellas y ellos. Piensa cuál es su mayor problema y quizás des con una solución que puedes incluir en tu mensaje. Piensa también en cuanto saben sobre la materia, lo cual te ayudará a adaptar la forma en la que hablas y lo técnico que pueda ser el propio contenido. Así sabrás si es conveniente usar tecnicismos o por el contrario, debes pensar en incluir analogías sencillas para ayudarles a que no se pierdan. Y desde esa base llegará el momento de plantarte delante de ellas y ellos y poner a prueba tus yogures con hilo. 2. Establece líneas de comunicación con tu audiencia en el momento de hacer la charla En ese momento debes tratar de interactuar con la audiencia todo lo que puedas. Si tienes poco tiempo o es una audiencia grande, puedes pensar en interacciones muy básica: Que hagan un pequeño ejercicio con la persona de al lado. Invitar a que anoten algo en uno o dos minutos. Hacer una pregunta retórica que les haga pensar.
Se estima que unas 7 de cada 10 presentaciones que se hacen en entornos corporativos usan una proyección como apoyo visual. Y si nadie nos enseña a hablar en público, rara vez aprendemos los fundamentos de diseño y estructura de información para proyectar diapositivas efectivas. El resultado ya lo conoces, toneladas de información en diapositivas recargadas e imposibles de procesar. La solución es aplicar los principio de las proyecciones visuales y minimalistas, tal y como se explica en el curso de diseño de proyecciones de esta plataforma. En este episodio libero la lección 2 de este curso para entender cuáles son los fundamentos de esta «filosofía» y descubrir algunos consejos que te ayudarán a comenzar a recorrer ese camino hacia el minimalismo y lo visual al proyectar diapositivas. Recursos mencionados Curso Diseño de Presentaciones La entrada 87. Introducción a las proyecciones visuales y minimalistas se publicó primero en Presento.
En mi labor como docente, desde hace ya unos cuantos años, formo a un grupo de adolescentes de unos 16 años para que aprendan a hablar en público. Es un proyecto especial, porque no es un taller puntual de un par de horas sino un proyecto en horario lectivo, que se extiende a lo largo de unos 3 meses, y que termina con cada uno de los alumnos haciendo un discurso persuasivo delante del resto de la clase. Cada semana me planto allí durante una hora y les hablo de conceptos básicos de oratoria como la estructura de un discurso, la comunicación no verbal o el uso de apoyos visuales, y vamos practicando y dando forma al discurso que presentan al final del proyecto. Cada uno de ellos tiene sus millones de preocupaciones y temas pendientes en la cabeza, bastante alejados de los míos, como son los exámenes, lo que unos opinan de otros, y todo eso sumado al enredo mental propio de su edad. Así que cada clase a lo largo de esos meses me la tengo que currar. Para que hagan los ejercicios que propongo, o incluso para que presten atención a las livianas explicaciones teóricas que les doy. Tengo que llevar mi kit de recursos comunicativos preparado, con mis historias, dinámicas, pero también con mi capacidad de conectar a un nivel mucho más elemental, el que va de persona a persona. Supongo que a esto se le llamará persuasión o algo así como capacidad de influencia, en todo caso, tiene que ver con la capacidad de comunicar con otras personas. Lo que estás a punto de leer es ese kit de recursos y pequeños trucos que me suelo llevar a esas clases, al que he sumado un poco de investigación para dar con algunos trucos que te ayudarán a comunicar mejor en tus interacciones con otras personas. 1. Llama a las personas por su nombre Ya lo decía Dale Carnegie en su libro Cómo ganar amigos e influir en las personas: Recuerda que para cualquier persona, su nombre es el sonido más dulce e importante en cualquier idioma. Tratar por el nombre a tus interlocutores demuestra respeto y empatía, y en muchos casos funciona como un resorte mágico. Cuando estoy dando formación y veo que alguna persona se me va apagando, zasca, le suelto un: María, tú qué opinas. o, Mario, se te ocurre algún ejemplo. Y automáticamente reconectan con el momento presente y con la actividad que estamos haciendo. Me pasa, por supuesto, con esos adolescentes a los que formo, así que trato siempre de memorizar sus nombres lo antes posible. Además, suelo arriesgar bastante, si no recuerdo bien el nombre de alguno, me lo invento, y se acaban riendo con lo cómico que es llamar Eugenio a Miguel. Lógicamente, este truco también funciona muy bien en las distancias cortas, de hecho, por eso es uno de los básicos en todo kit del comercial; preguntar cuanto antes el nombre de la persona con la que hablas. Pero cuidado, no quieres parecer el comercial trasnochado de turno que no para de decir tu nombre hasta que la cuarta vez en la misma frase te resulta tan empalagoso que lo único que quieres es que te deje en paz por miedo a que te borre el nombre. Por ello, usa el nombre de las personas de forma estratégica y sin pasarte, lo justo para establecer esa conexión y nombrando a la persona alguna otra vez mientras habláis. Ya lo sabes, encontrarás el equilibrio a medida que vayas probando. 2. Haz preguntas abiertas Sobre todo cuando estés hablando en un grupo reducido, o con otra persona, será inevitable que surjan preguntas. De hecho la mayoría de las conversaciones empiezan con una: ¿Qué tal estás? ¿Dónde está el lavabo? ¿Qué tengo que hacer? Pero no solo son buenas al inicio de una interacción, las preguntas favorecen las buenas conversaciones, y de eso saben mucho las periodistas, los maestros o las psicólogas. Y es que esto del arte de preguntar no es nada nuevo, Sócrates utilizaba la mayéutica hace ya unos 2500 años, que consistía en que sus alumnos alcanzaran el conocimiento por medio de preguntas. Existen varios tipos de preguntas, pero si nos ponemos simplistas,
Piénsalo por un momento: ¿Cuántas veces crees que te has cepillado los dientes en los últimos 5 años? Si eres como la media, serán unas 5500 veces…no está nada mal, se puede decir que tienes este hábito más que establecido, y aunque no lo hayas visto nunca así, eres todo un experto en el arte del cepillado dental. Pero hubo un día en el que no sabías cepillarte los dientes, aunque ahora no recuerdes tiempos tan lejanos. En resumen, has aprendido una habilidad que ahora dominas con maestría. Creo que comunicar también es una habilidad. Esto suena obvio, pero me interesa que tú también lo veas de la misma forma. La RAE define habilidad de diferentes formas, por ejemplo: Cada una de las cosas que una persona ejecuta con gracia y destreza. Hacer algo con gracia o destreza, así de simple. Y ahora definamos hábito: Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas. Hackeando ligeramente las dos definiciones y en relación al tema que a ti y a mi nos interesa, damos con la siguiente reflexión: Resulta que si repites ciertos actos relacionados con la comunicación de modo especial, llegarás a ejecutar con gracia y destreza cualquier situación comunicativa que afrontes, por ejemplo hablar en público. Mejorar poco a poco cada día Dicen que sobrevaloramos lo que podemos conseguir en el largo plazo y subestimamos el valor de las acciones pequeñas en el corto. Pero no te engañes, esos pequeños hábitos quizás no sean fáciles de implementar. Si repites de forma recurrente alguno de los hábitos que estoy a punto de proponerte, quizás tú también te sientas incómodo al principio, pero llegará un día en que los hayas interiorizado de forma natural, y así será como te habrás convertido en mejor comunicador. Al lio… 1. Ve una charla TED cada día Al aprender una habilidad a todos nos resulta útil tener referentes, y en este caso qué mejor que nutrirte del ejemplo de algunos de los mejores comunicadores. Las charlas TED han proliferado tanto que ahora mismo las tienes sobre temas de lo más concretos, por lo que seguro que encuentras charlas en las que además de interesarte por cómo lo hace la persona que presenta, aprenderás sobre un tema que te genere curiosidad. Pero claro, lo interesante aquí es que desarrolles tu ojo clínico y te fijes en lo que hace esa o ese ponente respecto a su habilidad para hablar en público, que es lo que nos interesa Así que mi propuesta es la siguiente: Que veas una charla TED cada día, y que anotes en un papel algo muy simple: Qué es lo que más me ha gustado de la charla. Qué creo que podría hacerse de otra manera. Esto es la versión más básica de la evaluación de un discurso, y te servirá para activar ese “modo evaluación” del que te aseguro que sacarás mucho aprendizaje. Quizás aprendas una apertura creativa que puedas probar en tu siguiente discurso, un diseño de diapositivas que puedas tomar como referencia o incluso escuches alguna historia que luego puedas contar tú. En fin hay tienes el reto, busca tu momento del día y construye el hábito de ver una charla TED. 2. Condensa 1 pieza de información en una sola idea Te he hablado en muchos episodios de la importancia de condensar todo el contenido de tu discurso en una sola idea, que puedes llamar tesis o replicando el lenguaje que usan mucho en TED, puedes llamarlo tu idea. Es esa frase de no más de 10 o 20 palabras que responde a la pregunta: ¿De qué iba esta charla? Si eres preciso en la creación de esa idea y la utilizas de forma estratégica en cada discurso que hagas, esa idea será la que tu audiencia se lleve, casi a modo de regalo. Pero claro, ya sabes lo que dice la célebre frase atribuida a Blaise Pascal y otras 200 personas dependiendo la referencia, incluidos, como siempre Einstein y Gandhi. Perdona por escribirte una carta tan larga, pero es que no he tenido tiempo de escribirte una más corta. Condensar no es fácil. Separar el grano de la paja tiene su arte,
El que te propongo hoy es un ejercicio paradójico e incluso algo tramposo. Simplificar siempre es peligroso, pero en este caso voy a arriesgar porque creo que reflexionar sobre cómo es, o puede ser, la audiencia a la que le hablas cuando hablas en público, puede servirte para construirte un estado mental saludable y realista respecto a la experiencia de comunicar. Digo paradójico porque creo que la idea más real sobre cómo es un grupo de personas que escucha a otra, se parece más una sencilla idea: Cada persona somos un mundo, y punto. Así que partamos de ese acuerdo, simplificaré desde mi experiencia o desde lo que he aprendido de otros ponentes. Ellos, ellas y yo hemos jugado a hacer simple lo complejo, pero con suerte ha servido a un buen fin. Las 8 características generales de tu audiencia que aprenderás son: Personas parecidas a veces actúan de forma distinta. El público no sabe lo que no le cuentas. El público está a tu favor. Hay personas no expresivas que puede que estén disfrutando de tu charla. El público quiere divertirse. Quizás sepan menos de lo que crees. Cada persona es ella y sus circunstancias. Cada persona tiene diferentes formas de prestar atención. Recursos mencionados Cursos Presento.es Cómo analizar a tu audiencia: Episodio 47 La entrada 84. Más allá de entender a tu audiencia se publicó primero en Presento.
El San Francisco Call and Post del 17 de agosto de 1921 abrió con el siguiente titular en su portada: La ciencia indica que Hightower es culpable. La historia detrás del titular es siniestra a la par que relevante en la hoy en día consolidada relación entre las ciencias del comportamiento y las máquinas. Comienzos de la relación humanos-máquinas John Augustus Larson nació en Nueva Escocia en 1892. Estudió biología y se interesó después por la ciencia forense. En 1920 se doctoró en fisiología, y ese mismo año también se convirtió en oficial de policía de Berkeley en California. Desde que ingresó en la policía, una de sus grandes obsesiones fue tratar de llevar los avances tecnológicos que la medicina forense había logrado en la época para monitorizar a una persona mientras era interrogada. Y en la época, esos avances se reducían a un aparato para hacer un test de presión sanguínea sistólica que inventó William Moulton Marston. El interés de Larsson por aquel aparato le llevó a trabajar duro en una versión portátil y avanzada de la máquina de Moulton, que conseguía además hacer lecturas continuas en la presión en sangre, lo cual era un significativo avance respecto a su heredera. Corría el año 1921 cuando Larsson estaba enfrascado en sus artilugios cuando una noticia sacudió la pequeña localidad de Colma en California. El sacerdote local Patrick Heslin había sido asesinado. El asesino había sido William Hightower, quien había urdido una trama antes de ser detenido que incluía un cadáver escondido y notas de secuestro con peticiones de dinero por el rescate, y todo ello construido de forma tan chapucera, que la policía rápidamente catalogó al autor como un posible demente. Con William Hightower detenido, el San Francisco Call and Post fue capaz de organizar un encuentro que seguramente satisfacía los mejores sueños de Larsson. El forense ya había creado en la época una máquina capaz de monitorizar la respiración, el pulso y la conductividad de la piel. Larsson llamó a la máquina cardio-neumo psicograma, que pronto pasaría a la historia conocida como el polígrafo. El aparato se usó para medir la honestidad de las respuestas de William Hightower, y el resultado, aunque no fue aceptado como prueba en el juicio, fue la primera documentación del paso de un criminal por el polígrafo. La ciencia indica que Hightower es culpable, decía el titular del San Francisco Call and Post de aquel 17 de agosto. Además del llamativo titular, el periodista que redactó la noticia pensó que incluso polígrafo era una palabra complicada y poco llamativa para el revolucionario aparato, y de su pluma y genio nació el apodo que todos conocemos: el detector de mentiras. La tecnología está revolucionando las presentaciones Mucho ha evolucionado la relación de los seres humanos con las máquinas desde nuestros primeros escarceos con el polígrafo. En el episodio 68 del podcast hablo de cómo las de tecnologías están revolucionando el mundo de las presentaciones. Por ejemplo, mencionaba que herramientas como Powerpoint están incluyendo funcionalidades como el Presenter Coach, que hacen lecturas, más o menos precisas, de una presentación que le hagas al programa, para darte algo así como una evaluación de tu discurso. El resultado se parece a lo siguiente: Hablamos de tecnología basada en el machine learning, capaz de medir el desempeño de una persona al hacer una actividad que puede parecer tan compleja como dar un discurso. La base de esa tecnología es la idea de almacenar y combinar millones de datos que puedan relacionarse después para dar con evaluaciones e incluso sugerencias de mejora. En otras palabras, aplicar el Big Data, en este caso, para mejorar tus habilidades de comunicación. Aparece el Big Data en el mundo de las presentaciones Tirando del hilo he dado con un proyecto que trabaja en ese terreno. Quantified Communications es una empresa que se dedica al coaching comunicativo, usando lo que ellos denominan la inteligencia conversacional más avan...
En la antigua Roma existía una persona que se denominaba Praecon. La palabra “pregón” proviene etimológicamente de Praecon, con lo que no te resultará difícil conocer cuál era el oficio de estas personas. Pero a diferencia de su función casi folclórica hoy en día, en tiempos de la antigua Roma, su trabajo era primordial. Te recuerdo, por ejemplo, que no tenían twitter ni telediario. Estos oradores públicos anunciaban las noticias principalmente durante la nundiae, es decir, el octavo día de la semana, cuando la gente que trabajaba en el campo llegaba a la ciudad a vender y comprar productos. Esas noticias incluían anuncios relevantes, eventos, subastas, juegos y un largo etcétera. Por ejemplo, en el año 46 a.c. algún Praecon anunció la decisión de Julio César de cambiar el calendario romano de la época, por el juliano. Y la puesta en escena cuando tenían que hacer sus anuncios seguro que te suena de películas o series: Un hombre, generalmente rechoncho, de voz grave y poderosa. Subido a un pedestal en medio de la calle Con una tablilla en una mano y gesticulando airadamente con la otra mientras comunica las noticias del imperio. Estos improvisados presentadores del telediario de la época estaban considerados virtuosos de la palabra, a pesar de un detalle que quizás no se te ha escapado, y es que he dicho…tablilla en mano. En efecto, los Praecones hablaban con notas. Lo cual nos aclara una premisa de partida. Se puede hablar en público con notas y comunicar con elocuencia Cada año me subo a los escenarios para presentar un evento que se llama Zientzia Astea (la semana de la ciencia), en el que mi función es hacer de maestro de ceremonias. Es un evento de divulgación científica, en una sala del edificio Tabakalera en San Sebastián. Una sala pequeña pero bien equipada da un aire de profesionalidad al evento, con sus focos, cámaras y equipos de producción, así que, a pesar del tono jovial (subimos al escenario con camisetas), todos nos lo tomamos en serio, para que el resultado sea el mejor. Durante la preparación de este evento siempre me toca preparar notas para presentar con ellas, porque los científicos que participan tienen puestos que me resultaría difícil memorizar. De la última vez que preparé el evento saqué el siguiente listado. Errores comunes y buenas prácticas al usar notas Empecemos por responder a una pregunta que a veces surge cuando se habla de este tema: ¿Notas si o notas no? Pues como dirían en la tierra del Albariño…depende. Si el protocolo lo permite y crees que las necesitas, adelante. Para mi la idea es: Usar notas está bien, si las usas bien. Así de simple. Y de forma resumida, esto quiere decir que debe parecer que no las llevas, el objetivo es restarles protagonismo. Hay situaciones que invitan a no usarlas, por ejemplo, hay competiciones de oratoria en las que se prohíben, o en un discurso breve y de entretenimiento como puede ser un monólogo, rara vez se usan notas, porque restan dinamismo y fluidez a la actuación, por ejemplo, a los chistes que se vayan haciendo. Sin embargo, al presentar eventos, donde se tiene que hablar de varias personas con sus puestos o datos personales, las notas son habituales. También lo son en discursos muy formales en tono solemne, en los que se quieren decir exactamente ciertas palabras. En fin, no hay fórmula mágica, pero lo que sí hay son unas pautas o consejos que pueden ayudarte si decides usarlas. Errores comunes al usar notas en una presentación 1. Usar notas demasiado grandes El error número uno tiene que ver con el tamaño de tus notas. Un folio entero en A4 o un tamaño similar, rara vez es un buen tamaño como notas para llevar en la mano. Por una parte, porque va en contra del objetivo de restarles protagonismo. Lejos de hacerlo, en este caso se lo estás dando, porque un papel tan grande llama la atención de la audiencia. Además, reduce tu comunicación no verbal, porque muchas veces tenderás a coger el papel con las dos manos. Y por si esto fuera poco,
A un director de Hollywood, ducho en entrevistas y eventos, seguro que de primeras lo catalogarías como buen un comunicador. Al fin y al cabo, su trabajo es comunicar, ¿verdad? Pero amigo, hablar en público a veces se le puede atragantar incluso a un supuesto primera clase. En 2014 Michael Bay participó en un evento internacional de una famosa marca tecnológica, y tenía que promocionar una flamante tele gigante y curvada. El formato suponía salir a un escenario delante de cientos de personas y ser entrevistado por un presentador con la mega tele de fondo. Esto es lo que pasó cuando le tocó hablar: Glups. ¿Podía haber hecho algo Michael Bay para evitar quedarse en blanco? Yo creo que sí. Y quizás el primer consejo que se le podría dar antes de salir al escenario sería: Relájate Michael, tu vida no está en peligro cuando hablas en público. ¿Que obvio, manido y aparentemente inutil suena este consejo, verdad? Sin embargo, además de ser cierto, nos va a servir para entender porque las palabras y las ideas huyen de nuestra mente y boca cuando nos quedamos en blanco al hablar en público. ¿Por qué nos quedamos en blanco en una presentación? La vida cuando nuestros antepasados vivían en cuevas era bastante más amenazante que hoy en día. Se puede decir que el homo sapiens es el macarra del planeta en este momento, y con nuestras modernas herramientas y enorme inteligencia creemos haber dominado al resto de animales. Pero hubo un tiempo en el que todo eran peligros. Muchos animales podían atacarnos, incluso andábamos a palos con los de nuestra propia especie, luchando por terreno o comida, por ejemplo. En aquel contexto, y por la vía de la evolución, tenía mucho sentido generar un mecanismo que nos permitiera activar nuestro cuerpo rápidamente para enfrentarnos a cualquier amenaza. Y así, humanos, pero también otros animales, desarrollamos la respuesta de estrés agudo, también llamada respuesta de lucha huida. Técnicamente Walter Cannon, la describió por primera vez en 1920 de la siguiente forma: Una cadena de reacciones rápidas dentro del cuerpo, que ayudan a movilizar los recursos del organismo para hacer frente a circunstancias amenazantes. En resumen, que ante una amenaza real o percibida, liberamos hormonas que hacen que aumente la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la frecuencia respiratoria. Así, estamos preparados para enfrentarnos a la amenaza, o como nuestro amigo Michael Bay, salir por patas tan rápido como podamos. Y claro, creo que ya has deducido el problema, he dicho amenaza real o percibida, y resulta que por alguna extraña razón, cuando tenemos que hablar en público hay personas que perciben esa situación como una amenaza real a su integridad, y activan ese mecanismo de lucha huida. Entonces aparecen los temidos síntomas: Sudores Palpitaciones Aumento de la frecuencia respiratoria Todo lo anterior nos devuelve al primer consejo que podría darse a cualquier persona que tenga miedo a hablar en público, que en la mayoría de ocasiones lleva asociado el miedo a quedarse en blanco. Ser consciente de que por más intimidante que parezca… Hablar en público no es peligroso Tu vida no corre peligro ocurra lo que ocurra cuando hagas una charla, incluso si haces una presentación horrible o te quedas en blanco. He visto decenas de presentaciones horribles y nunca a nadie le han despedido por ello o se lo han llevado al hospital por lo mal que lo pasó. Recuerda, a pesar de aquella fatídica experiencia, Michael Bay sigue haciendo películas. Este me parece un buen estado mental desde el que prepararse para afrontar el miedo a quedarte en blanco en una presentación. Y desde ahí podemos sumar buenas prácticas e incluso algún truco. Vamos a por ellos. Hay dos contextos en los que puedes trabajar para evitar quedarte en blanco al hacer una presentación. Uno es el trabajo previo a la hora de preparar tu intervención, que por lo tanto es más proactivo. El otro es reactivo, es prepararte para el eventual momento de quedarte en bl...
Después de unos cuantos cursos con profesionales de la voz como Mamen Delgado o Ena Fernandez, he llegado a la conclusión de que los que saben de esto, por ejemplo, actrices y actores, se lo tienen que currar para mantener la voz entrenada y lista para exigirle el mejor rendimiento. Así que el secreto para tener una buena voz que he aprendido de profesionales como ella es: entrenar. Hacer ejercicios de forma regular para trabajar la musculatura involucrada en el proceso y así ir mejorando su rendimiento poco a poco. La que te voy a proponer es la fórmula que utilizo yo para preparar la voz antes de una situación exigente, en el mejor de los casos incluso antes de grabar un episodio de este podcast. Ni que decir tiene que yo no soy profesional del tema, y que si tienes problemas recurrentes con tu voz lo mejor es acudir a una profesional. Lo propuesto en este episodio es una fórmula sencilla que me funciona a mi, nada más y nada menos. Esa fórmula se resume en 4 verbos y creo que son bastante sencillos de entender: Respirar Estirar Cantar Leer Así, cada vez que tengas que hacer una presentación, puedes crearte una rutina que incluya uno o varios ejercicios de cada paso de la fórmula. Y yo, por supuesto, en este episodio te explicaré los míos. Recursos mencionados Curso uso y cuidado de la voz para hablar en público La entrada 80. La rutina efectiva para preparar tu voz antes de hablar en público se publicó primero en Presento.
Una buena charla esconde una paradoja curiosa, porque es un un equilibrio entre el arte y la estrategia: El arte corresponde a la improvisación, la creatividad, y en general todo aquello que tiene que ver con la puesta en escena de tu discurso. Y la estrategia tiene que ver con cuestiones como la preparación o la investigación previa, y por supuesto, con la estructura que elijas o los recursos que selecciones. Hablemos de estrategia De los dos componentes anteriores, el que más te ayudará a convertirte en un gran comunicador será la estrategia, así que centrémonos en ella. ¿Cómo puedes asegurarte de hacer un trabajo de planificación efectivo cuando te toca hacer una charla? ¿Existe algo así como una fórmula que puedes aplicar si quieres asegurarte de que tu presentación tiene sentido y estructura? ¿Puede ayudar lo anterior a conseguir que tu mensaje llegue a tu audiencia? Vayamos por partes para responder todo lo anterior… Empieza a preparar tu charla por la tarea adecuada Uno de los errores principales al preparar un discurso es el siguiente: Imaginemos que mi jefa me pide que haga una breve charla sobre un tema cualquiera relacionado con la salud. Resulta que sabe que yo soy una persona muy saludable y le parece interesante expandir ese mensaje entre los compañeros del departamento. Pensemos que yo me iría a mi mesa, me sentaría a empezar con la preparación de mi charla, y…¿cuál crees que sería en este punto el error número 1? Abrir Powerpoint y empezar a teclear. ¿Por qué? te preguntarás. Porque limita la forma natural de pensar y de crear que tiene tu cerebro. Los humanos pensamos de forma caótica, saltamos de una idea a otra, pensamos algo y lo modificamos o suprimimos, recordamos un concepto y lo interpretamos. El cerebro no piensa de forma lineal, no es ordenado, pero da lugar a una gran cantidad de ideas, y cuando estás en la primera fase de preparación de una charla (más bien divergente) eso es lo que buscas. Programas como Powerpoint tratan de crear un espacio de trabajo de este tipo (incluyendo en su interfaz imágenes, formas o la posibilidad de dibujar), pero no deja de ser un procesador de texto algo más visual. En pocas palabras, si empiezas la preparación de tu charla desde un Powerpoint, estás usando una herramienta poco eficiente. Por eso en este punto es mejor hacer un brainstorm usando post its, que puedes mover, cambiar y alterar de una forma que se parece más a cómo funciona nuestro cerebro. Entonces, ¿si no es recomendable empezar por ese powerpoint, por donde es recomendable hacerlo? Punto 0: conoce a tu audiencia En realidad el primer punto en la hoja de ruta para preparar un discurso no comienza con la fórmula que te voy a proponer más adelante. El punto de partida más recomendable sería este 0, que supone analizar a tu audiencia. Lo anterior implica saber a quién estás hablando y adaptar tu mensaje a ello, y después si, vendría el uso de la fórmula que te propondré más adelante. Si quieres comenzar por analizar a tu audiencia empieza por aquí 👉 Cómo analizar a tu audiencia. Si quieres descubrir la fórmula que te he prometido, sigamos… Retomamos mi ejemplo, recuerda, voy a preparar una charla para mis compañeros de trabajo sobre algún tema relacionado con la salud. Asumamos que he analizado a mi audiencia, que siendo mis compañeros de trabajo no debería llevarme más de unos minutos. ¿Qué tocaría hacer ahora? Tocaría pensar en 4 puntos fundamentales que marcarán la estrategia y serán la estrella del norte a partir de la cual crearás el contenido de tu discurso. Los 4 puntos son los siguientes: Tipo de discurso Tema Idea Puntos principales ¿Suena simple verdad? Pues a mi me ha costado años de experiencia llegar a una fórmula sencilla, rápida y efectiva para preparar estratégicamente un discurso. Si quieres descárgate esta plantilla para preparar un discurso y podrás trabajar sobre la fórmula. Analicemos ahora esta fórmula para que puedas usarla en la preparación de tu siguiente ponencia: 1.
Seguro que no te descubro nada nuevo si te hablo del DAFO, la herramienta top de las empresas para evaluar su situación y tomar decisiones estratégicas, ya lo sabes: Debilidades Amenazas Fortalezas Oportunidades Pero, ¿y si te digo que esta herramienta puede usarse para evaluar tus virtudes y terrenos en los que mejorar en tu vertiente como ponente? De esta forma podrás saber qué habilidades al hacer presentaciones puedes potenciar, o lo que es mejor, planificar tu formación como comunicador basándote en las áreas de mejoras identificadas. En este episodio no te escondo nada, asi que allá va mi DAFO personal: Fortalezas Dinamismo, a través del lenguaje corporal, volumen y tono, energía general al comunicar. Interacción segura con la audiencia. Al interpelar, pero sobre todo al proponer ejercicios y corregir. Transmito seguridad en mí mismo. Tengo experiencia evaluando discursos. Debilidades No soy un gran contador de historias. No tengo mucha experiencia hablando en grandes escenarios. En ocasiones podría mostrar más mis sentimientos. Por ejemplo, vulnerabilidad porque conectaría más con la audiencia. Oportunidades Aprovechar la plataforma y el know-how de haber creado Presento.es. para: Crear más servicios para el sector educativo, en el que he trabajado bastante (incluso online o híbrido). Formar a formadores sobre habilidades de comunicación a la hora de crear experiencias formativas. Amenazas Falta de visibilidad de mis proyectos (más trabajo comercial), tanto en Presento como en Logos. En formación online (para Presento.es) la competencia. Que salgan propuestas de formación similares. Recursos mencionados Cursos Presento.es La entrada 78. Descubre el DAFO del ponente para mejorar como comunicador se publicó primero en Presento.
Cristina Temprano es narradora oral o cuentacuentos y directora del Festival Palabras al Vuelo en Lanzarote. Son tiempos de storytelling y quizás esto que parece tan nuevo no lo sea tanto, ya que en esta entrevista descubrirás que llevamos gran parte de nuestra historia como especie contándonos historias, o lo que es lo mismo, cuentos. Recursos mencionados El arte de contar bien una historia Contar con los cuentos Palabra de cuentero Experimiento Convierte en un cuento o una historia una de las últimas anecdotas que hayas vivido recientemente, y trata de contarlo de forma atractiva pensando en cómo hacerlo. Idea de valor El cuento en su brevedad y aparente simpleza encierra un mundo inmenso, y puede procurar una vía de escape y dar sentido a la busqueda interior que todos hacemos. La entrada 77. Cristina Temprano: La magia de la narración oral por una cuentacuentos se publicó primero en Presento.
Almudena Ariza es una reconocida periodista, que ha forjado su prestigio profesional gracias a una carrera basada en el rigor y la objetividad, pero sobre todo, no parando. Si haces cosas pasan cosas, dirá a lo largo de la entrevista, que nos habla de sus inquietudes personales y profesionales. Una comunicadora brillante, que desgrana en este episodio muchos recursos prácticos que ha aprendido a lo largo de décadas transmitiendo historias. Entre los miles de registros comunicativos que domina, hablamos de los siguientes: Presentar un telediario. Conectar como reportera de exterior. Crear un clip condensado (creando una historia en 2 minutos). Ser locutora de radio tradicional. Comunicar desde un podcast. Recursos mencionados Plano Corto Podcast Experimiento Hoja de ruta para una comunicación efectiva: Anota en un papel qué quieres contar (lo que quieres que la gente se lleve). Antes de salir a hablar respira (no salgas acelerado). Antes de empezar a hablar mira a la gente y toma conciencia de la situación. Intenta concentrarte siempre en lo que estás diciendo. Adapta la entonación que usarías al comunicar en otras situaciones (por ejemplo, al contar un cuento). Idea de valor Sé tú mismo, y no tengas miedo de reconocer eso que eres, dejándote llevar y probando, para construirte como persona. La entrada 76. Almudena Ariza: La reportera de los mil registros comunicativos se publicó primero en Presento.