57. HAMBRE EMOCIONAL
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La Psicología de la Alimentación no es un enfoque exclusivo para personas con problemas de peso o trastornos de la conducta alimentaria, es para toda aquella persona con bloqueos emocionales en su relación con la comida y su cuerpo.
La relación personal con los alimentos está condicionada por las emociones desde los primeros momentos de vida, por medio del cordón umbilical, luego al nacer en el momento de amamantar, el bebé recibe alimento, placer y cariño y se siente unido al universo.
Una carencia afectiva puede compensarse con un consumo excesivo de comida o puede estar en el origen de un rechazo patológico a ciertos alimentos. Las emociones nos empujan a comer o a dejar de hacerlo.
Hambrientas de pasión, paz, alegría, placer, conexión, descanso, sentido de vida…
Mujeres tratando de satisfacer esa hambre con comida, con parejas, con trabajo, con ocupaciones…
Las personas pueden aprender a comer emocionalmente, es decir, ver a un niño a quien siempre se le da un dulce tras un logro puede crecer utilizando los dulces como recompensa por el trabajo bien hecho, o lo contrario, por ejemplo cuando quieres consolar a un niño llorando y lo distraes con un dulce.
No hay mucha gente que haga la conexión entre el comer y las emociones. Pero entender qué desencadena la conducta de comer emocionalmente puede ayudar a seguir los pasos necesarios para dejar de hacerlo.

















