Faltaban dos días para un torneo clave y algo cambió.

La comparación apareció, la inseguridad también, y con ella el miedo a perder.

En este episodio hablo de esas sensaciones que a veces aparecen antes de un torneo y que muchas veces vivimos en silencio: el miedo, la vergüenza, la idea de estar fallados, la sensación de que somos los únicos a los que les pasa.

Reflexionamos sobre por qué luchar contra ciertos pensamientos suele hacerlos más fuertes, qué pasa cuando estamos desregulados y agotados, y por qué el verdadero problema no es perder, sino la interpretación que hacemos del fracaso.

Comparto una experiencia personal, una frase que me sostuvo en un momento muy difícil y una invitación clara: no descuidar el trabajo interno, porque hay que estar regulado para poder acompañar.

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