Abre Tu Cuenco: Meditación para Atraer Riqueza Serena
Update: 2025-10-06
Description
Bienvenido a Meditación Guiada. Hoy traigo una meditación sobre Riqueza Serena: abrir espacio para que llegue lo bueno.
Busca una postura cómoda… sentado o tumbado… con la espalda suave… los hombros cayendo… la mandíbula suelta. Deja que tus manos descansen donde quieran. Cierra los ojos con amabilidad.
Siente el aire entrar… y salir. Sin esfuerzo. Como olas tranquilas. Inhala suave por la nariz… exhala más largo por la boca. Repite este gesto natural… sin prisas.
Lleva tu atención a la frente… como si una brisa la alisara. Afloja los párpados… el espacio entre las cejas. Deja descansar la lengua en el fondo de la boca. El cuello se alarga… los hombros caen.
Siente tu pecho… abriéndose un poco con cada inhalación. El abdomen se ablanda… como si por fin dejara de sostener el mundo. La espalda encuentra una postura amable. La pelvis pesada… las piernas pesadas… los pies apoyados. Tu cuerpo entiende: aquí hay calma.
Imagina ahora que caminas por un sendero sencillo… y llegas a un lugar seguro. Puede ser un jardín… una sala con luz cálida… una terraza al atardecer. Siéntate allí. Mira un detalle… un color… un sonido… un olor. Este lugar es tu ancla.
Frente a ti aparece un cuenco. Es tu cuenco de riqueza. No solo dinero… también tiempo… salud… ideas… relaciones buenas. Observa su tamaño… su material. Si lo notas pequeño… permite que se haga un poco más amplio. Si está lleno de cosas viejas… vacíalo con gratitud. Haz espacio.
Coloca una mano en el pecho y otra en el abdomen. Repite por dentro… en voz amable:
Merezco prosperar con calma.
Doy valor… y recibo valor.
Mi dinero refleja decisiones conscientes.
Abro espacio para oportunidades limpias.
Respira con estas frases. Deja que caigan como semillas en tierra fértil.
Mira tu cuenco de nuevo. Imagina que desde arriba cae una lluvia de luz dorada. Cada gota representa una oportunidad… un cliente ideal… una idea clara… un sí que te acerca… un no que te protege. La luz va llenando el cuenco… de forma constante… sin empujar. Tú no persigues… recibes… y eliges con criterio.
Si aparece una preocupación… mírala como una hoja que cae dentro del cuenco… y que tú tomas con la mano y colocas a un lado. No la tiras… la pospones. Luego la atenderás. Ahora… creas espacio.
Piensa en tres riquezas que ya están en tu vida. Un techo… un vaso de agua fresca… una habilidad… una persona buena… una idea que te visita. Da las gracias… en silencio. La gratitud ordena la mente… y abre puertas.
Ahora… observa si hay pequeñas fugas. Gestos que vacían tu cuenco sin darte nada a cambio. Comprar por impulso… decir sí cuando querías decir no… revisar el móvil antes de dormir… trabajar sin pausas… posponer lo importante. Sin juicio… solo reconoce una de ellas. Elígela con suavidad… y colócala fuera del cuenco. Aquí… no manda.
Elige un gesto simple para hoy… algo que cuide tu riqueza serena. Tal vez anotar un gasto… pedir un precio justo por tu trabajo… beber agua antes del café… cinco minutos de escritura… ordenar una esquina de tu mesa… revisar una suscripción. Mírate haciéndolo… con calma… con buena postura… con una sonrisa pequeña. Esa acción abre espacio para que llegue lo bueno.
Visualiza ahora una puerta delante de ti. Se abre… y entra un aire nuevo. Trae claridad… enfoque… y una oportunidad concreta. Puede ser un mensaje… una persona… una idea. Dale la bienvenida. Pregúntale: ¿qué necesito para que te quedes? Escucha la primera respuesta sencilla. Quizá sea “constancia”… “orden”… “pedir ayuda”… “descansar mejor”. Asiente por dentro.
Vuelve a poner tu atención en el cuerpo. Frente lisa… hombros sueltos… pecho abierto… abdomen blando. Respira como si cada exhalación limpiara el cuenco. Respira como si cada inhalación lo llenara de luz.
Repite en silencio… más despacio:
Elijo prosperar sin prisa.
Mi paz es mi mejor inversión.
Me abro a oportunidades honestas.
Confío… y avanzo.
Permanece unos instantes… solo respirando… en compañía de tu cuenco… de tu lugar seguro. Nada que demostrar. Nada que forzar. Solo presencia.
Cuando lo sientas… comienza a traer la atención a la habitación. Percibe los sonidos. Siente el peso de tu cuerpo. Mueve los dedos de las manos… de los pies. Si quieres… estírate suave… como quien despierta de una siesta buena.
Antes de abrir los ojos… decide cómo llevarás esta riqueza serena a tu próxima hora. Un gesto pequeño… y consciente. Y llévalo contigo.
Si esta meditación te ha acompañado… quizá te ayude mirar no solo lo que quieres crear… sino lo que necesitas soltar. ¿Y si tus hábitos no fueran el problema… sino los antihábitos? Estás intentando cambiar tu vida. Crear nuevos hábitos. Ser más productivo. Comer mejor. Tener más dinero. Amar mejor. Pero algo siempre te frena. Te saboteas sin darte cuenta. Porque antes de construir hábitos positivos, tienes que eliminar los antihábitos: esos comportamientos automáticos, repetidos y camuflados que parecen inofensivos —o incluso beneficiosos— pero que están arruinando tu salud, tus relaciones, tu tiempo y tu felicidad. Por eso te recomiendo el libro Antihábitos de Borja Girón, disponible en Amazon. Una guía práctica para detectar lo que drena tu paz… y recuperar tu energía, tu foco y tu prosperidad.
Gracias por estar aquí y por compartir esta meditación con esa persona que la pueda necesitar. Te espero en la próxima meditación. Un abrazo. Te quiero.
Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/meditacion-guiada-con-borja-giron--6092921/support.
Busca una postura cómoda… sentado o tumbado… con la espalda suave… los hombros cayendo… la mandíbula suelta. Deja que tus manos descansen donde quieran. Cierra los ojos con amabilidad.
Siente el aire entrar… y salir. Sin esfuerzo. Como olas tranquilas. Inhala suave por la nariz… exhala más largo por la boca. Repite este gesto natural… sin prisas.
Lleva tu atención a la frente… como si una brisa la alisara. Afloja los párpados… el espacio entre las cejas. Deja descansar la lengua en el fondo de la boca. El cuello se alarga… los hombros caen.
Siente tu pecho… abriéndose un poco con cada inhalación. El abdomen se ablanda… como si por fin dejara de sostener el mundo. La espalda encuentra una postura amable. La pelvis pesada… las piernas pesadas… los pies apoyados. Tu cuerpo entiende: aquí hay calma.
Imagina ahora que caminas por un sendero sencillo… y llegas a un lugar seguro. Puede ser un jardín… una sala con luz cálida… una terraza al atardecer. Siéntate allí. Mira un detalle… un color… un sonido… un olor. Este lugar es tu ancla.
Frente a ti aparece un cuenco. Es tu cuenco de riqueza. No solo dinero… también tiempo… salud… ideas… relaciones buenas. Observa su tamaño… su material. Si lo notas pequeño… permite que se haga un poco más amplio. Si está lleno de cosas viejas… vacíalo con gratitud. Haz espacio.
Coloca una mano en el pecho y otra en el abdomen. Repite por dentro… en voz amable:
Merezco prosperar con calma.
Doy valor… y recibo valor.
Mi dinero refleja decisiones conscientes.
Abro espacio para oportunidades limpias.
Respira con estas frases. Deja que caigan como semillas en tierra fértil.
Mira tu cuenco de nuevo. Imagina que desde arriba cae una lluvia de luz dorada. Cada gota representa una oportunidad… un cliente ideal… una idea clara… un sí que te acerca… un no que te protege. La luz va llenando el cuenco… de forma constante… sin empujar. Tú no persigues… recibes… y eliges con criterio.
Si aparece una preocupación… mírala como una hoja que cae dentro del cuenco… y que tú tomas con la mano y colocas a un lado. No la tiras… la pospones. Luego la atenderás. Ahora… creas espacio.
Piensa en tres riquezas que ya están en tu vida. Un techo… un vaso de agua fresca… una habilidad… una persona buena… una idea que te visita. Da las gracias… en silencio. La gratitud ordena la mente… y abre puertas.
Ahora… observa si hay pequeñas fugas. Gestos que vacían tu cuenco sin darte nada a cambio. Comprar por impulso… decir sí cuando querías decir no… revisar el móvil antes de dormir… trabajar sin pausas… posponer lo importante. Sin juicio… solo reconoce una de ellas. Elígela con suavidad… y colócala fuera del cuenco. Aquí… no manda.
Elige un gesto simple para hoy… algo que cuide tu riqueza serena. Tal vez anotar un gasto… pedir un precio justo por tu trabajo… beber agua antes del café… cinco minutos de escritura… ordenar una esquina de tu mesa… revisar una suscripción. Mírate haciéndolo… con calma… con buena postura… con una sonrisa pequeña. Esa acción abre espacio para que llegue lo bueno.
Visualiza ahora una puerta delante de ti. Se abre… y entra un aire nuevo. Trae claridad… enfoque… y una oportunidad concreta. Puede ser un mensaje… una persona… una idea. Dale la bienvenida. Pregúntale: ¿qué necesito para que te quedes? Escucha la primera respuesta sencilla. Quizá sea “constancia”… “orden”… “pedir ayuda”… “descansar mejor”. Asiente por dentro.
Vuelve a poner tu atención en el cuerpo. Frente lisa… hombros sueltos… pecho abierto… abdomen blando. Respira como si cada exhalación limpiara el cuenco. Respira como si cada inhalación lo llenara de luz.
Repite en silencio… más despacio:
Elijo prosperar sin prisa.
Mi paz es mi mejor inversión.
Me abro a oportunidades honestas.
Confío… y avanzo.
Permanece unos instantes… solo respirando… en compañía de tu cuenco… de tu lugar seguro. Nada que demostrar. Nada que forzar. Solo presencia.
Cuando lo sientas… comienza a traer la atención a la habitación. Percibe los sonidos. Siente el peso de tu cuerpo. Mueve los dedos de las manos… de los pies. Si quieres… estírate suave… como quien despierta de una siesta buena.
Antes de abrir los ojos… decide cómo llevarás esta riqueza serena a tu próxima hora. Un gesto pequeño… y consciente. Y llévalo contigo.
Si esta meditación te ha acompañado… quizá te ayude mirar no solo lo que quieres crear… sino lo que necesitas soltar. ¿Y si tus hábitos no fueran el problema… sino los antihábitos? Estás intentando cambiar tu vida. Crear nuevos hábitos. Ser más productivo. Comer mejor. Tener más dinero. Amar mejor. Pero algo siempre te frena. Te saboteas sin darte cuenta. Porque antes de construir hábitos positivos, tienes que eliminar los antihábitos: esos comportamientos automáticos, repetidos y camuflados que parecen inofensivos —o incluso beneficiosos— pero que están arruinando tu salud, tus relaciones, tu tiempo y tu felicidad. Por eso te recomiendo el libro Antihábitos de Borja Girón, disponible en Amazon. Una guía práctica para detectar lo que drena tu paz… y recuperar tu energía, tu foco y tu prosperidad.
Gracias por estar aquí y por compartir esta meditación con esa persona que la pueda necesitar. Te espero en la próxima meditación. Un abrazo. Te quiero.
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