Baliza "luz de seguridad" V16: ¿Timo o salvavidas?
Update: 2025-11-23
Description
Los triángulos de emergencia tienen los días contados. A partir del 1 de enero de 2026, la Dirección General de Tráfico (DGT) impone como obligatoria la nueva baliza V16 conectada, que sustituirá definitivamente a los triángulos.
Lo que se presenta como un gran avance en seguridad vial ha generado, en realidad, una enorme polémica. ¿Es esta baliza un verdadero salvavidas diseñado para evitar atropellos? ¿O estamos ante un negocio perfectamente orquestado y un experimento pagado por todos los conductores?
En este vídeo analizamos a fondo el lío de la V16.
El origen: una idea de un Guardia Civil
Para entender la situación actual, hay que ir al origen. Esta idea no nació en un despacho de la DGT, sino en la carretera. Fue Jorge Torre, un Guardia Civil con vocación de inventor, quien, frustrado por los peligros de los sistemas de señalización (incluyendo los rotativos de la propia policía y los triángulos), ideó una baliza luminosa, magnética y sin cables.
Su objetivo era claro: salvar vidas, permitiendo a cualquier conductor señalizar una emergencia sin tener que bajarse del coche. Esa idea se convirtió en la V16 original, reconocida por la DGT en 2018 como un elemento opcional.
El "giro" de la DGT: Conectada y obligatoria
El invento era bueno. Tanto, que el equipo de Torre ya trabajaba en un modelo que se conectaba al móvil del usuario para avisar al seguro o al 112. Pero entonces entró en escena Pere Navarro y la DGT.
En 2021, un Real Decreto lo cambió todo: la baliza V16 pasaba a ser obligatoria en 2026. Pero no conectada al móvil del usuario, sino directamente a la plataforma DGT 3.0. La baliza se convirtió así en la puerta de entrada perfecta para meter a todo el parque móvil español en la red de datos en tiempo real de la DGT.
El negocio de la V16
La DGT justifica la medida en las aproximadamente 20 muertes anuales por atropello tras bajar del vehículo (entre 2018 y 2022), aunque los datos concretos sobre las circunstancias de esos accidentes son difusos.
Lo que sí es muy concreto es el negocio:
Las operadoras: Alguien tiene que dar la conexión. Compañías como Vodafone o Telefónica gestionarán la conectividad, un coste que pagamos por adelantado por 12 años al comprar la baliza. Es, en la práctica, una suscripción obligatoria con fecha de caducidad.
El Estado: El 21% de IVA de millones de dispositivos que hay que comprar obligatoriamente.
Las multas: Un nuevo filón recaudatorio. 80 € por no llevarla en el coche y 200 € por no usarla en caso de avería.
Una buena idea, mal aplicada
El concepto de no bajar del coche para señalizar es un avance innegable. El problema es la ejecución.
No avisa a emergencias: Es el punto más grave. La baliza avisa a la DGT 3.0 para que la incidencia aparezca en paneles informativos (la "visibilidad virtual"), pero no conecta con los servicios de emergencia. No llama a la Guardia Civil de Tráfico.
Falsa seguridad: El hecho de no tener que bajar puede hacer que muchos conductores permanezcan dentro del vehículo, algo que es extremadamente peligroso en según qué vías.
Problemas técnicos: La visibilidad real de la luz es cuestionada, incluso por asociaciones de Guardias Civiles. La DGT solo exige 30 minutos de autonomía de batería, un tiempo ridículo en muchas situaciones. Además, depende de la cobertura de telefonía, un problema grave en muchas zonas rurales.
"Made in Spain": Es un experimento español. Somos el único país de la UE que lo impone. Si viajas a Francia, Portugal o Alemania en 2026, tendrás que llevar tu V16... y también los triángulos, que allí siguen siendo obligatorios. En el extranjero, tu V16 conectada será solo una luz parpadeante.
En resumen, la baliza V16 es una buena idea (la luz) pervertida por una ejecución nefasta (la conexión obligatoria). Un avance en seguridad que se ha convertido en un negocio redondo para muchos y un experimento nacional que pagaremos entre todos.
Lo que se presenta como un gran avance en seguridad vial ha generado, en realidad, una enorme polémica. ¿Es esta baliza un verdadero salvavidas diseñado para evitar atropellos? ¿O estamos ante un negocio perfectamente orquestado y un experimento pagado por todos los conductores?
En este vídeo analizamos a fondo el lío de la V16.
El origen: una idea de un Guardia Civil
Para entender la situación actual, hay que ir al origen. Esta idea no nació en un despacho de la DGT, sino en la carretera. Fue Jorge Torre, un Guardia Civil con vocación de inventor, quien, frustrado por los peligros de los sistemas de señalización (incluyendo los rotativos de la propia policía y los triángulos), ideó una baliza luminosa, magnética y sin cables.
Su objetivo era claro: salvar vidas, permitiendo a cualquier conductor señalizar una emergencia sin tener que bajarse del coche. Esa idea se convirtió en la V16 original, reconocida por la DGT en 2018 como un elemento opcional.
El "giro" de la DGT: Conectada y obligatoria
El invento era bueno. Tanto, que el equipo de Torre ya trabajaba en un modelo que se conectaba al móvil del usuario para avisar al seguro o al 112. Pero entonces entró en escena Pere Navarro y la DGT.
En 2021, un Real Decreto lo cambió todo: la baliza V16 pasaba a ser obligatoria en 2026. Pero no conectada al móvil del usuario, sino directamente a la plataforma DGT 3.0. La baliza se convirtió así en la puerta de entrada perfecta para meter a todo el parque móvil español en la red de datos en tiempo real de la DGT.
El negocio de la V16
La DGT justifica la medida en las aproximadamente 20 muertes anuales por atropello tras bajar del vehículo (entre 2018 y 2022), aunque los datos concretos sobre las circunstancias de esos accidentes son difusos.
Lo que sí es muy concreto es el negocio:
Las operadoras: Alguien tiene que dar la conexión. Compañías como Vodafone o Telefónica gestionarán la conectividad, un coste que pagamos por adelantado por 12 años al comprar la baliza. Es, en la práctica, una suscripción obligatoria con fecha de caducidad.
El Estado: El 21% de IVA de millones de dispositivos que hay que comprar obligatoriamente.
Las multas: Un nuevo filón recaudatorio. 80 € por no llevarla en el coche y 200 € por no usarla en caso de avería.
Una buena idea, mal aplicada
El concepto de no bajar del coche para señalizar es un avance innegable. El problema es la ejecución.
No avisa a emergencias: Es el punto más grave. La baliza avisa a la DGT 3.0 para que la incidencia aparezca en paneles informativos (la "visibilidad virtual"), pero no conecta con los servicios de emergencia. No llama a la Guardia Civil de Tráfico.
Falsa seguridad: El hecho de no tener que bajar puede hacer que muchos conductores permanezcan dentro del vehículo, algo que es extremadamente peligroso en según qué vías.
Problemas técnicos: La visibilidad real de la luz es cuestionada, incluso por asociaciones de Guardias Civiles. La DGT solo exige 30 minutos de autonomía de batería, un tiempo ridículo en muchas situaciones. Además, depende de la cobertura de telefonía, un problema grave en muchas zonas rurales.
"Made in Spain": Es un experimento español. Somos el único país de la UE que lo impone. Si viajas a Francia, Portugal o Alemania en 2026, tendrás que llevar tu V16... y también los triángulos, que allí siguen siendo obligatorios. En el extranjero, tu V16 conectada será solo una luz parpadeante.
En resumen, la baliza V16 es una buena idea (la luz) pervertida por una ejecución nefasta (la conexión obligatoria). Un avance en seguridad que se ha convertido en un negocio redondo para muchos y un experimento nacional que pagaremos entre todos.
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