El urbanista Juan Palop pide un cambio de mentalidad sobre los mamotretos en Canarias
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El fallecimiento de una niña de tan solo 13 años tras caer desde una gran altura en el hotel abandonado de Añaza, en Santa Cruz de Tenerife, ha reabierto el debate sobre cómo deben actuar las administraciones frente a los mamotretos que siguen en pie en el Archipiélago. "Probablemente no baste con poner unas vallitas y unas alertas", ha lamentado en la SER el urbanista Juan Palop. El experto llama de forma contundente a cambiar la mentalidad: "Si nos preocupa poco el paisaje, que nos preocupe al menos la seguridad y el peligro que este tipo de infraestructuras generan".
El hotel de Añaza fue proyectado como unas instalaciones de lujo en 1973. Solo dos años después fue abandonado, quedando las obras sin concluir, por la falta de permisos urbanísticos definitivos. Dos décadas más tarde el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) fijó que invadía la zona de servidumbre marítimo-terrestre y que tenía que ser derribado. Tuvieron que pasar 20 años para que el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife iniciara los trámites para expropiarlo y poder demolerlo. También lo valló e instaló cartelería que alerta del peligro existente. Sin embargo, todavía no ha podido localizar a sus más de 434 propietarios. La mayoría son alemanes, por lo que el consistorio trabaja con autoridades de este país, como la embajada, para desatascar los trámites. Aunque ya existe un proyecto para sustituir el mamotreto, incluso con financiación de varias administraciones, la expropiación permanece encallada.
"A lo mejor la administración debería poder sellas las dos o tres primeras plantas, cerrarlas, para que no se pudiera entrar de ninguna manera", es la reflexión que Palop cree que se extrae de la desgracia ocurrida en la capital tinerfeña. Además de destacar la inseguridad, el experto incide en un factor problemático que afecta a estos esqueletos que resultan de construcciones paralizadas: la propiedad. "Puede ser el promotor, el constructor que toma posesión de la obra cuando la inicia, pueden ser la entidad financiera o los posibles compradores", explica. Por ello, cree que las corporaciones deben dotarse de mecanismos para actuar de una forma más rápida y no acabar "a la busca y captura" de centenares de dueños.
Los esqueletos urbanísticos que impactan en el paisaje de Canarias
Son muchos los edificios inacabados que permanecen en el Archipiélago. Otro de los casos destacados es el de las torres del Canódromo de Las Palmas de Gran Canaria. Empezaron a levantarse con arreglo a un Plan General que acabó inmerso en un galimatías judicial. Las torres, con más de una decena de plantas cada una y capacidad para 120 viviendas, fueron autorizadas bajo el mandato en la capital del exministro José Manuel Soria. Hace tan solo unos meses, el TSJC ratificó la nulidad de la licencia. En Gran Canaria también destaca el mamotreto de Santa Brígida.
En Tenerife, más que conocido es el esqueleto de La Matanza, que empezó a construirse en la década de los años 70. También el problemático edificio Iders, que lleva más de tres décadas abandonado. "Los casos son todos muy distintos. Hay algunos que merecería la pena acabar y otros demoler", señala Palop. En cualquier caso plantea un cambio de "mentalidad" a las administraciones e incluir el factor "incertidumbre" a la hora de conceder licencias: "No solo pensando que la edificación se va a terminar, sino pensando en cuáles son los mecanismos legales que se tienen para actuar si se queda a medio construir".

















