FFL s02 e15 - Más King Kong que Kate Moss
Update: 2017-08-12
Description
Históricamente siempre hemos creado un montón de cosas. Hacemos ruido cada vez que nos apropiamos de elementos del cotidiano, de los roles, del trabajo y de nuestros lugares como mujeres.
Desde la niñez siempre nos han mencionado que hay ciertas cosas que no podemos hacer porque no servimos para eso, porque no nos saldría bien, porque se nos van a rajar las pantis o porque se nos puede ensuciar el vestido. Antes de poder empezar a crear sí o sí hay que derribar temores, amenazas y empezar a transar con nosotras mismas según lo que queramos conseguir, siempre cargando con el hecho de ser mujer, que jamás generará indiferencia. Sabemos que hay otros obstáculos.
Cada vez que nos acercamos a la creación hay una desobediencia, porque no nos interesa hacer lo mismo que tantos hombres, los mismos de los que siempre nos han hablado en los libros, los mismos que escuchamos en los discos y los mismos que después garantizan que cada acción por nuestras manos es exagerada, hormonal y desmedida.
La creación en nuestras manos es rebeldía. Uno de los momentos más bellos es cuando nos encontramos a nosotras mismas y nuestras propias discusiones y disidencias siendo transformadas en algo nuevo por nuestras propias manos. El feminismo en medio de nuestros procesos creativos se va forjando, orientando y enriqueciéndose con la sororidad que nos vamos encontrando.
No es casualidad que cuando nos encontramos en un grupo de mujeres, la conspiración toma forma. Encontramos redes y más mujeres que están pensando inquietudes similares entre todas.
Cada vez que creamos arte utilizamos nuestra capacidad creativa como arma, como crítica y como destrucción.
Igual, el arte, palabra cargada del peso de la invisibilizacion y negacion de nuestro trabajo. ¿le hace justicia la palabra “arte” a nuestras creaciones?
queda mucho por resignificar, reconstruir y hacer arder.
Desde la niñez siempre nos han mencionado que hay ciertas cosas que no podemos hacer porque no servimos para eso, porque no nos saldría bien, porque se nos van a rajar las pantis o porque se nos puede ensuciar el vestido. Antes de poder empezar a crear sí o sí hay que derribar temores, amenazas y empezar a transar con nosotras mismas según lo que queramos conseguir, siempre cargando con el hecho de ser mujer, que jamás generará indiferencia. Sabemos que hay otros obstáculos.
Cada vez que nos acercamos a la creación hay una desobediencia, porque no nos interesa hacer lo mismo que tantos hombres, los mismos de los que siempre nos han hablado en los libros, los mismos que escuchamos en los discos y los mismos que después garantizan que cada acción por nuestras manos es exagerada, hormonal y desmedida.
La creación en nuestras manos es rebeldía. Uno de los momentos más bellos es cuando nos encontramos a nosotras mismas y nuestras propias discusiones y disidencias siendo transformadas en algo nuevo por nuestras propias manos. El feminismo en medio de nuestros procesos creativos se va forjando, orientando y enriqueciéndose con la sororidad que nos vamos encontrando.
No es casualidad que cuando nos encontramos en un grupo de mujeres, la conspiración toma forma. Encontramos redes y más mujeres que están pensando inquietudes similares entre todas.
Cada vez que creamos arte utilizamos nuestra capacidad creativa como arma, como crítica y como destrucción.
Igual, el arte, palabra cargada del peso de la invisibilizacion y negacion de nuestro trabajo. ¿le hace justicia la palabra “arte” a nuestras creaciones?
queda mucho por resignificar, reconstruir y hacer arder.
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