¡Qué bien se siente tener la oportunidad de conocer a alguien que admiras! Héctor Medina siempre ha sido un actor que, desde sus inicios, reconocí como un talento tremendo.

En esta ocasión, tuve la oportunidad de conocer más sobre sus inicios y escuchar cómo un joven de Pinar del Río (Sandino) llegó a la escuela de arte. Hay puntos que coinciden con mi historia personal, y creo que entre los artistas siempre hay conexiones indiscutibles en cómo descubrimos nuestra vocación.

Verlo actuar en películas como Boleto al paraíso, Camionero y Viva, entre otras, deja claro que es un actor inmenso. Después de esta plática, comprendo aún más lo que vemos en pantalla. En Héctor hay una sensibilidad especial. Quizás, como él mismo dice, es gracias a la energía femenina de su familia, que lo arropó desde siempre. Su manera de actuar refleja un compromiso emocional profundo y una manera única de honrar su don: actuar.

Héctor vive aquí, en Miami, y también ha sentido el miedo y la incertidumbre de no poder volver a actuar, un miedo que nos invade a todos los que hemos dejado nuestro país. En su caso, ha optado por mantenerse cerca del arte de cualquier manera posible: apoyando a sus compañeros, creando detrás de cámaras, conectando con la poesía y alimentando constantemente su ser artístico.

Mientras escribo esta nota, me doy cuenta de algo: lo que está destinado a ser, será. No importa lo que pase. Siempre que exista un deseo ardiente y tus emociones se mantengan cálidas, aquello para lo que viniste al mundo se manifestará. Por eso creo que, de alguna forma, la actuación siempre encontrará a Héctor, y él a ella. Su emoción y alma son palpables cuando habla de actuar.

Es un sentimiento muy profundo. No importa cuánto tiempo le tome regresar, cuando llegue la oportunidad, su don se manifestará nuevamente.

Escribo estas líneas no solo para aplaudir su talento, sino también para reconocer el valor de no dejar de soñar, de no rendirse en la lucha por lo que amas y, sobre todo, de no permitir que el alma se seque durante un tránsito tan complejo y desafiante como emigrar.

Gracias, Héctor, por tan lindo momento.

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