(Tiempo de correctivos)

La semana se abre bajo el cuarto menguante, una invitación de las estrellas a soltar lo que perdió sentido y a dejar atrás convicciones que ya no sostienen nuestra vida. Es la ocasión propicia para aflojar cargas emocionales, abandonar inquietudes y entregarse con confianza al movimiento natural de la existencia.

Cuando la Luna mengua, los procesos se ralentizan y surge la posibilidad de observar con claridad cada experiencia. Esa pausa nos concede la ventaja de contemplar la propia historia desde lo alto, entendiendo que todo ocupa un lugar preciso en el orden mayor.

El tránsito lunar por los signos zodiacales ofrece matices únicos a cada persona según su nacimiento. Formamos parte de grandes familias celestes, unidas por la temporada en que llegamos al mundo. Por eso, los ciclos de la Luna resuenan de manera especial en cada signo, marcando ritmos que acompañan nuestra evolución.