¡Vlodomir, Vlodomir! ¡Las que lías Vlodomir!

A pesar de su antigüedad o de lo ampliamente que se extendieron los pueblos eslavos a lo largo y ancho de Europa oriental y central, su creencias y leyendas son La Gran Desconocida de las mitologías.

Estas series de creencias eran tan heterogéneas y numerosas, allá por el 900, que el príncipe Vlodomir de Kiev dijo que ya estaba hasta la punta de los bigotes. Que eso era un lío..., que debía poner orden o nunca llegaría a unificar a su pueblo para que le hiciera caso, como hacían otros pueblos, con creencias más organizadas.

Se puso manos a la obra, levantando templos, barriendo altares y tallando estatuas a, además de apuntar, clasificar y ordenar a ese loco panteón, en el que nadie se ponía de acuerdo sobre cuál era su función.
Gracias a Vlodomir algo queda hoy en día para incluir en este programa...
Pero...pero...pero...pero...
Los eslavos no son mucho de hacer caso, ni sus dioses se morían de ganas de especializarse. Y lo peor es que una horda de bestias espirituales se empeñaban en trolearlo.
La Kikimora le llenaba los altares de pisadas, el Domovoi le escondía los apuntes y un Leshak se había instalado en cada templo, echando a perder los mosaicos con sus raíces.
Hasta que un día dijo ¡Basta! ¡Os habéis cagao! ¡Cristianismo que os va!
Y cristianismo que les trajo...

Tras un par de siglos, los guionistas de la Iglesita Ortodoxa habían cambiado y tergiversado tanto el Lore que eso parecía, una serie de Netflix o de Amazon

¡Vlodomir, Vlodomir! ¡Las que lías Vlodomir!

Acompáñanos a descubrir lo que queda de tan olvidada mitología...
Y pincha ya el play, no vaya a ser que aparezca Vlodomir y sustituya toda tus novelas de fantasía por los evangelios según San Cucufato

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