Luis y Cristina Costa - Es Hora de Profesionalizarse
Update: 2012-12-09
Description
Maravilloso Audio Clásico, de los reconocidos Diamantes Amway: Cristina y Luis Costa. Singular presentación que hacen en pareja, en vida, estas leyendas del multinivel, nos comparten la forma profesional de desarrollar el negocio a fin de lograr los verdaderos resultados que brinda este negocio al que tiene el sueño, se capacita y pone la acción enfocada, tal cual ellos lo indican.
HOMENAJE A UN SOÑADOR
Luis Costa- Una Biografía Diferente
Podría escribiros la biografía de Luis Costa.
Es una historia que es fácil de conseguir. Está en un montón de casettes, de CD's, de vídeos. Vídeos caseros, vídeos profesionales, está en los ordenadores de la gente, de hecho, cualquier persona puede teclear "Luis Costa" en YouTube y podrá escucharla.
Pero quiero compartir con vosotros otra cosa, algo que me encontré escondidito en una caja llena de polvo por mi casa:
Un ensayo escrito por Luis en el año 1985, seguramente para una de sus clases de la Universidad.
Os sitúo: Cris y Luis llevan 2 años casados, 1 año viviendo en Miami, están estudiando y trabajando. Aún no conocen el negocio.
Quizás es una historia que no has escuchado todavía.....
El documento original
Capítulo 1. Mi Infancia
“Nací un 24 de Agosto de 1960 en La Habana, Cuba, en una familia currante. My mamá era una maestra de escuela primaria y mi papá, nadie sabe cómo, pero siempre tenía dinero.
Mi infancia se puede dividir en dos cortas etapas. Primero, mis años de pre-escolar, de los cuales, obviamente no me acuerdo, pero estoy seguro de que no fueron nada especial; y la segunda, después de entrar en el colegio.
Durante mis años en la escuela primaria estuve en dos colegios distintos. A la edad de 5 años, en 1965, empecé en el jardín de infancia en un lugar cerca de mi casa llamado “Felipe Poey” donde me quedé hasta el primer grado. En 1967, debido a problemas familiares, me mandaron a casa de mi abuela en Pinar del Río donde cursé 2º grado. Regresé a La Habana en 1968 donde volví a mi antigua escuela en la cual terminé en 1972.
Soy una persona bastante extrovertida, con lo cual tenía grandes amistades con todos mis compañeros de clase. Sin embargo, en lugar de estar en clase, prefería pasar mi tiempo jugando al baseball con mis compañeros (por cierto, el baseball es mi deporte favorito). De hecho, la mayoría de las veces, ¡era yo el que organizaba los partidos durante las horas de clase! Esto me trajo un estatus de líder y gran admiración entre mis compañeros, aunque no tanto entre mis profesores que llamaban frecuentemente a mi mamá y, en consecuencia, pasé muchos fines de semana castigado.
Durante esta etapa de mi vida, mi casa no era exactamente un lugar adecuado para que creciera un niño. Muchas veces mi papá llegaba a casa borracho y mi mamá le echaba la bronca, lo que empezaba las discusiones. Gracias a Dios que mi mamá nunca dejó que él le pegara. En 1967 mi papá nos abandonó, y por ello me fui a vivir con mi abuela, pero él regresó al año. Nuestra familia parecía que volvía a la normalidad, pero desafortunadamente, no por mucho más tiempo, porque mi papá volvió a caer en la bebida, lo que trajo más peleas. El matrimonio de mis papás se acabó definitivamente en marzo de 1970 cuando mi papá abandonó Cuba y se fue a los Estados Unidos de América con su segunda esposa y sus dos hijos.
Esta situación trajo momentos duros para mi familia ya que mi mamá tuvo que trabajar en dos empleos, pero, por lo menos, había paz. Mi mamá se tomó su nueve rol de madre y padre muy bien y mi hermana y yo crecimos sin problemas.
Tras terminar la escuela primaria, el siguiente paso era la escuela secundaria. Todos los problemas que habían sucedido en mi casa me habían hecho más responsable, así que me convertí en un estudiante más disciplinado, aunque aún así lejos de lo que mi mamá esperaba de mí. Recuerdo que no era capaz de quedarme quieto en clase, o de estar en silencio y más de una vez me echaron del aula llevándome a más castigos por parte de mi mamá. Sin embargo, mis notas empezaron a mejorar y al final de la escuela secundaria mi media era de un notable.
Descubrí el amor en 2º de la ESO. Al comenzar el curso escolar de 1973, había una niña nueva en clase que se llamaba Marilyn. Fue amor a primera vista y una semana más tarde, le pedí salir. Pero no fue hasta el final de curso que empezamos a salir juntos. Eso fue el principio de una profunda y emocionante relación que duró 5 años y que tuvo que terminar cuando yo me fui a estudiar a Polonia en 1979.”
Capítulo 2. Mi adolescencia
Mi diploma del Bachillerato
“Durante la escuela secundaria había una actividad que se llamaba “trabajar en la granja.” Este invento comunista consistía en coger a todos los estudiantes entre los 12 y 18 años de edad y llevarlos a trabajar voluntariamente durante 45 días en cualquier sitio que la revolución les necesitara. Normalmente trabajábamos en las plantaciones de azúcar o de tabaco. La razón principal por la que nos obligaban a hacer esto, no era para hacernos trabajar, ya que, en realidad, perdían mucho dinero en estas operaciones, sino para mantenernos lejos de de nuestras familias y hacer lo que es conocido en el mundo libre como “lavadero de cocos.”
Una día normal en estos colegios era una cosa así:
7:00 – Fuera de la cama
7:30-12:00 – Trabajar en las plantaciones
12:30-14:00 – Comer
14:00-17:00 – Trabajar en las plantaciones
17:30 – Ducha y cena
18:00 – Actividades
Estas actividades básicamente consistían en leer los discursos de Fidel Castro o analizar discursos acerca del “Paraíso Soviético.” Los sábados trabajábamos hasta las 12:00 con lo cual después de las 14:00 teníamos tiempo libre. Participábamos en distintas actividades culturales como bailes, juegos, ver series de la TV, etc. pero siempre dentro del campamento. Los domingos eran los únicos días que estábamos permitidos ver a nuestros padres.
En Cuba el “bachillerato” está considerado como la “pre-universidad” porque lo que uno estudiaba en la universidad dependía de las calificaciones que obtenías durante estos dos años. Esto significa: que si tus notas son buenas, y tu perfil político está limpio, podrás elegir una carrera. Si no, corrías el riesgo de no entrar en la universidad y por tanto, tener que servir en las Fuerzas Armadas, lo que significaba una de dos cosas: te mandaban a África o a Nicaragua o en el mejor de los casos te quedabas en la base de la isla.
Bajo esta presión, terminé la secundaria y entre en bachillerato. Puse todo mi esfuerzo en conseguir buenas calificaciones y de mantener mi perfil político lo más limpio posible. Cuando llegaba a casa, repasaba y repasaba. Adicionalmente, participaba en la mayoría de las actividades políticas de la escuela.
Todo mi esfuerzo valió la pena cuando en Abril de 1978, un mes antes de terminar el bachillerato, me gané una beca para estudiar en la Universidad de Polonia. Por primera vez en mi vida, mi madre estaba orgullosa de su hijo, y yo era el hombre más feliz de la tierra porque conseguí lo que estaba buscando: una manera de escapar de Cuba.
Después de dos años de duro trabajo en el bachillerato, debía enfrentarme a algo aún más duro, de hecho, el último paso para salir; un curso intensivo de Polaco que incluía idioma, matemáticas, química y física, todo en polaco. El curso se dió en La Habana durante 1978-1979. Empezábamos clase a las 8:00 de la mañana, dábamos tres clases de dos horas cada una, y por la tarde, educación física. El curso fue tan duro, que en septiembre empezamos 30, pero solo 12 llegaron a Polonia. Yo estaba entre ellos."
Capitulo 3. La Universidad
"Una vez que estábamos en Polonia, por una mala decisión del gobierno Cubano, tuvimos que repetir el primer año porque estábamos pobremente preparados para cursar asignaturas con otros estudiantes polacos. Deberíamos haber tomado otro curso adicional al que hicimos en Cuba. Pero, aunque nunca antes un estudiante extranjero había aprobado todo un curso en ninguna universidad Polaca sin antes haber tomado un curso impartido por la Universidad de Lódz, el gobierno Cubano quería arriesgarse, nos dejaron quedarnos. Los resultados fueron claros, ninguno de nosotros aprobó el curso y tuvimos que repetir el año.
Las condiciones de vida en la residencia de estudiantes eran normales. El barrio donde vivíamos los estudiantes se conocía como la “ciudad universitaria” porque todos los estudiantes de la Universidad de Szczecin vivíamos allí. Había más de diez edificios de 4 plantas rodeando una plaza con una discoteca, bares y cafeterías de estudiantes. Las habitaciones eran para dos personas, con dos camas, dos armarios, dos escritorios y otras cosas necesarias para la vida universitaria, incluyendo una estufa de carbón.
La gente polaca era muy agradable y fueron muy hospitalarios con nosotros. Desde el primer día de clases nuestros compañeros polacos nos ofrecieron su ayuda. No solo nos ayudaban con nuestras asignaturas dejándonos sus apuntes y dándonos clases de repaso, también con su gran amabilidad nos ayudaron a no echar de menos nuestras casas. Casi todos los fines de semana tenía invitaciones para ir a sus casas, y por ejemplo, durante mi primera Navidad tuve tres invitaciones de familias distintas para pasar las vacaciones con ellos. Desde luego puedo decir que los polacos son gente muy amable.
Suspender el primer año fue una experiencia desagradable que no nos permitirían repetir de nuevo bajo ninguna circunstancia. Sabiendo esto, empecé el primer curso por segunda vez. Estudié mucho y con la ayuda de mis amigos polacos conseguí sobrepasar la dificultad del idioma y a final de curso los resultados fueron buenos. Pasé el primer curso y ya estaba preparado para unas vacaciones bien merecidas con mi familia en Cuba.
Mi tiempo en Cuba no fue solo para relajarme. Una vez que llegué allí le conté a mi madre sobre Solidaridad, sobre las huelgas, y de toda la inquietud que había en Polonia. Le conté que despu
HOMENAJE A UN SOÑADOR
Luis Costa- Una Biografía Diferente
Podría escribiros la biografía de Luis Costa.
Es una historia que es fácil de conseguir. Está en un montón de casettes, de CD's, de vídeos. Vídeos caseros, vídeos profesionales, está en los ordenadores de la gente, de hecho, cualquier persona puede teclear "Luis Costa" en YouTube y podrá escucharla.
Pero quiero compartir con vosotros otra cosa, algo que me encontré escondidito en una caja llena de polvo por mi casa:
Un ensayo escrito por Luis en el año 1985, seguramente para una de sus clases de la Universidad.
Os sitúo: Cris y Luis llevan 2 años casados, 1 año viviendo en Miami, están estudiando y trabajando. Aún no conocen el negocio.
Quizás es una historia que no has escuchado todavía.....
El documento original
Capítulo 1. Mi Infancia
“Nací un 24 de Agosto de 1960 en La Habana, Cuba, en una familia currante. My mamá era una maestra de escuela primaria y mi papá, nadie sabe cómo, pero siempre tenía dinero.
Mi infancia se puede dividir en dos cortas etapas. Primero, mis años de pre-escolar, de los cuales, obviamente no me acuerdo, pero estoy seguro de que no fueron nada especial; y la segunda, después de entrar en el colegio.
Durante mis años en la escuela primaria estuve en dos colegios distintos. A la edad de 5 años, en 1965, empecé en el jardín de infancia en un lugar cerca de mi casa llamado “Felipe Poey” donde me quedé hasta el primer grado. En 1967, debido a problemas familiares, me mandaron a casa de mi abuela en Pinar del Río donde cursé 2º grado. Regresé a La Habana en 1968 donde volví a mi antigua escuela en la cual terminé en 1972.
Soy una persona bastante extrovertida, con lo cual tenía grandes amistades con todos mis compañeros de clase. Sin embargo, en lugar de estar en clase, prefería pasar mi tiempo jugando al baseball con mis compañeros (por cierto, el baseball es mi deporte favorito). De hecho, la mayoría de las veces, ¡era yo el que organizaba los partidos durante las horas de clase! Esto me trajo un estatus de líder y gran admiración entre mis compañeros, aunque no tanto entre mis profesores que llamaban frecuentemente a mi mamá y, en consecuencia, pasé muchos fines de semana castigado.
Durante esta etapa de mi vida, mi casa no era exactamente un lugar adecuado para que creciera un niño. Muchas veces mi papá llegaba a casa borracho y mi mamá le echaba la bronca, lo que empezaba las discusiones. Gracias a Dios que mi mamá nunca dejó que él le pegara. En 1967 mi papá nos abandonó, y por ello me fui a vivir con mi abuela, pero él regresó al año. Nuestra familia parecía que volvía a la normalidad, pero desafortunadamente, no por mucho más tiempo, porque mi papá volvió a caer en la bebida, lo que trajo más peleas. El matrimonio de mis papás se acabó definitivamente en marzo de 1970 cuando mi papá abandonó Cuba y se fue a los Estados Unidos de América con su segunda esposa y sus dos hijos.
Esta situación trajo momentos duros para mi familia ya que mi mamá tuvo que trabajar en dos empleos, pero, por lo menos, había paz. Mi mamá se tomó su nueve rol de madre y padre muy bien y mi hermana y yo crecimos sin problemas.
Tras terminar la escuela primaria, el siguiente paso era la escuela secundaria. Todos los problemas que habían sucedido en mi casa me habían hecho más responsable, así que me convertí en un estudiante más disciplinado, aunque aún así lejos de lo que mi mamá esperaba de mí. Recuerdo que no era capaz de quedarme quieto en clase, o de estar en silencio y más de una vez me echaron del aula llevándome a más castigos por parte de mi mamá. Sin embargo, mis notas empezaron a mejorar y al final de la escuela secundaria mi media era de un notable.
Descubrí el amor en 2º de la ESO. Al comenzar el curso escolar de 1973, había una niña nueva en clase que se llamaba Marilyn. Fue amor a primera vista y una semana más tarde, le pedí salir. Pero no fue hasta el final de curso que empezamos a salir juntos. Eso fue el principio de una profunda y emocionante relación que duró 5 años y que tuvo que terminar cuando yo me fui a estudiar a Polonia en 1979.”
Capítulo 2. Mi adolescencia
Mi diploma del Bachillerato
“Durante la escuela secundaria había una actividad que se llamaba “trabajar en la granja.” Este invento comunista consistía en coger a todos los estudiantes entre los 12 y 18 años de edad y llevarlos a trabajar voluntariamente durante 45 días en cualquier sitio que la revolución les necesitara. Normalmente trabajábamos en las plantaciones de azúcar o de tabaco. La razón principal por la que nos obligaban a hacer esto, no era para hacernos trabajar, ya que, en realidad, perdían mucho dinero en estas operaciones, sino para mantenernos lejos de de nuestras familias y hacer lo que es conocido en el mundo libre como “lavadero de cocos.”
Una día normal en estos colegios era una cosa así:
7:00 – Fuera de la cama
7:30-12:00 – Trabajar en las plantaciones
12:30-14:00 – Comer
14:00-17:00 – Trabajar en las plantaciones
17:30 – Ducha y cena
18:00 – Actividades
Estas actividades básicamente consistían en leer los discursos de Fidel Castro o analizar discursos acerca del “Paraíso Soviético.” Los sábados trabajábamos hasta las 12:00 con lo cual después de las 14:00 teníamos tiempo libre. Participábamos en distintas actividades culturales como bailes, juegos, ver series de la TV, etc. pero siempre dentro del campamento. Los domingos eran los únicos días que estábamos permitidos ver a nuestros padres.
En Cuba el “bachillerato” está considerado como la “pre-universidad” porque lo que uno estudiaba en la universidad dependía de las calificaciones que obtenías durante estos dos años. Esto significa: que si tus notas son buenas, y tu perfil político está limpio, podrás elegir una carrera. Si no, corrías el riesgo de no entrar en la universidad y por tanto, tener que servir en las Fuerzas Armadas, lo que significaba una de dos cosas: te mandaban a África o a Nicaragua o en el mejor de los casos te quedabas en la base de la isla.
Bajo esta presión, terminé la secundaria y entre en bachillerato. Puse todo mi esfuerzo en conseguir buenas calificaciones y de mantener mi perfil político lo más limpio posible. Cuando llegaba a casa, repasaba y repasaba. Adicionalmente, participaba en la mayoría de las actividades políticas de la escuela.
Todo mi esfuerzo valió la pena cuando en Abril de 1978, un mes antes de terminar el bachillerato, me gané una beca para estudiar en la Universidad de Polonia. Por primera vez en mi vida, mi madre estaba orgullosa de su hijo, y yo era el hombre más feliz de la tierra porque conseguí lo que estaba buscando: una manera de escapar de Cuba.
Después de dos años de duro trabajo en el bachillerato, debía enfrentarme a algo aún más duro, de hecho, el último paso para salir; un curso intensivo de Polaco que incluía idioma, matemáticas, química y física, todo en polaco. El curso se dió en La Habana durante 1978-1979. Empezábamos clase a las 8:00 de la mañana, dábamos tres clases de dos horas cada una, y por la tarde, educación física. El curso fue tan duro, que en septiembre empezamos 30, pero solo 12 llegaron a Polonia. Yo estaba entre ellos."
Capitulo 3. La Universidad
"Una vez que estábamos en Polonia, por una mala decisión del gobierno Cubano, tuvimos que repetir el primer año porque estábamos pobremente preparados para cursar asignaturas con otros estudiantes polacos. Deberíamos haber tomado otro curso adicional al que hicimos en Cuba. Pero, aunque nunca antes un estudiante extranjero había aprobado todo un curso en ninguna universidad Polaca sin antes haber tomado un curso impartido por la Universidad de Lódz, el gobierno Cubano quería arriesgarse, nos dejaron quedarnos. Los resultados fueron claros, ninguno de nosotros aprobó el curso y tuvimos que repetir el año.
Las condiciones de vida en la residencia de estudiantes eran normales. El barrio donde vivíamos los estudiantes se conocía como la “ciudad universitaria” porque todos los estudiantes de la Universidad de Szczecin vivíamos allí. Había más de diez edificios de 4 plantas rodeando una plaza con una discoteca, bares y cafeterías de estudiantes. Las habitaciones eran para dos personas, con dos camas, dos armarios, dos escritorios y otras cosas necesarias para la vida universitaria, incluyendo una estufa de carbón.
La gente polaca era muy agradable y fueron muy hospitalarios con nosotros. Desde el primer día de clases nuestros compañeros polacos nos ofrecieron su ayuda. No solo nos ayudaban con nuestras asignaturas dejándonos sus apuntes y dándonos clases de repaso, también con su gran amabilidad nos ayudaron a no echar de menos nuestras casas. Casi todos los fines de semana tenía invitaciones para ir a sus casas, y por ejemplo, durante mi primera Navidad tuve tres invitaciones de familias distintas para pasar las vacaciones con ellos. Desde luego puedo decir que los polacos son gente muy amable.
Suspender el primer año fue una experiencia desagradable que no nos permitirían repetir de nuevo bajo ninguna circunstancia. Sabiendo esto, empecé el primer curso por segunda vez. Estudié mucho y con la ayuda de mis amigos polacos conseguí sobrepasar la dificultad del idioma y a final de curso los resultados fueron buenos. Pasé el primer curso y ya estaba preparado para unas vacaciones bien merecidas con mi familia en Cuba.
Mi tiempo en Cuba no fue solo para relajarme. Una vez que llegué allí le conté a mi madre sobre Solidaridad, sobre las huelgas, y de toda la inquietud que había en Polonia. Le conté que despu
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