El reloj marcaba las diez menos cinco de la noche en Praia da luz cuando Kate McCann acudió hasta el apartamento 5A, como hacía todas las noches, para comprobar que sus tres hijos pequeños dormían.

Pero esa noche del 3 de mayo de 2007, la penúltima de la estancia de la familia en Portugal, la vida de los Mccann cambió para siempre.
Madeleine había desaparecido.

Quince años, cientos de testimonios, testigos y avistamientos, el caso dio otro giro, sacando de las sombras del pasado a un viejo sospechoso: Christian Brueckner, un ciudadano alemán que vivió en el Algarve entre 1995 y 2007 y estuvo cerca del complejo Ocean Club la noche en que desapareció la pequeña. Su presencia allí quedó registrada por los datos de su teléfono móvil.
El nuevo sospechoso se encuentra actualmente en prisión en Kiel, al norte de Alemania, acusado de abusos sexuales, agresión, robo y delitos menores. Se describe a sí mismo como "un psicópata carismático y un narcisista manipulador". "