Las habilidades sociales, empiezan a desarrollarse desde el nacimiento a través de la interacción con los cuidadores y se fortalecen aún más en la niñez con la adquisición del lenguaje y la influencia familiar, social y cultural, mediante el establecimiento de las normas y límites.

En la etapa de adolescencia y juventud se puede decir entonces, que las habilidades sociales son conductas aprendidas, que ayudan al relacionamiento con los demás y a la buena convivencia, interpretando para asimilar normas sociales y culturales en el entorno en el que se desarrolla la persona.

El fortalecimiento de estas habilidades puede ayudar a los adolescentes y jóvenes a expresarse de manera adecuada ante los demás, reconociendo sus principios y necesidades, generando satisfacción y aceptación consigo mismos, tras lograr expresar sus propias emociones, sentimientos, deseos u opiniones, sin dañar o amenazar a los demás.

Sin embargo, no basta con dominar alguna de ellas, sino que el entrenamiento integral, generará mayor satisfacción en las relaciones con los demás.

Un elemento también importante es la diversidad: hay tantas formas y estilos de ser y expresarse como personas en el país, se puede ser diferente, es un derecho y una potencialidad.

Este espacio brindará recursos positivos para prevenir o mitigar problemáticas como la discriminación, el acoso, el racismo entre otras; a través del fortalecimiento de habilidades sociales y emocionales, basados en la inteligencia emocional que relacionan la autoestima, la perseverancia y la resiliencia.

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