T4. E03 La esperanza te hace libre
Update: 2025-02-20
Description
«Dijo Yahveh: “Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto, y he escuchado su clamor en presencia de sus opresores; pues ya conozco sus sufrimientos. He bajado para librarle de la mano de los egipcios y para subirle de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los perizitas, de los jivitas y de los jebuseos. Así pues, el clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto además la opresión con que los egipcios los oprimen”» (Ex 3, 7-9), en el camino de la vocación quien es llamado es también capacitado por Dios para poder responderle, nadie que no sea libre puede responder con generosidad a Dios.
«Obrad como hombres libres, y no como quienes hacen de la libertad un pretexto para la maldad, sino como siervos de Dios» (1Pe 2, 16), hemos recibido la gracia de ser hijos de Dios, pero con una humanidad herida por el pecado que suspira por Dios.
«La Carta a los Hebreos subraya claramente la «humanidad» del ministro de Dios: pues procede de los hombres y está al servicio de los hombres, imitando a Jesucristo, «probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado» (Heb 4, 15). Dios llama siempre a sus sacerdotes desde determinados contextos humanos y eclesiales, que inevitablemente los caracterizan y a los cuales son enviados para el servicio del Evangelio de Cristo» (Pastores dabo vobis n°5), es nuestra humanidad el vaso donde se derrame la gracia santificante y liberadora de Dios que nos llama a amar libremente
«Obrad como hombres libres, y no como quienes hacen de la libertad un pretexto para la maldad, sino como siervos de Dios» (1Pe 2, 16), hemos recibido la gracia de ser hijos de Dios, pero con una humanidad herida por el pecado que suspira por Dios.
«La Carta a los Hebreos subraya claramente la «humanidad» del ministro de Dios: pues procede de los hombres y está al servicio de los hombres, imitando a Jesucristo, «probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado» (Heb 4, 15). Dios llama siempre a sus sacerdotes desde determinados contextos humanos y eclesiales, que inevitablemente los caracterizan y a los cuales son enviados para el servicio del Evangelio de Cristo» (Pastores dabo vobis n°5), es nuestra humanidad el vaso donde se derrame la gracia santificante y liberadora de Dios que nos llama a amar libremente
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