Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 28 de septiembre. Y nosotros seguimos igual.
Update: 2025-09-28
Description
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 28 de septiembre. Y nosotros seguimos igual.
Juan 8:42-43 NVI: —Si Dios fuera su Padre —contestó Jesús—, ustedes me amarían, porque yo he venido de Dios y aquí me tienen. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió. [43] ¿Por qué no entienden mi modo de hablar? Porque no pueden aceptar mi palabra.
En este verso, Jesús les estaba hablando a los fariseos de la época que de ninguna manera pudieron reconocer al Mesías, a Jesús, el Cristo hecho hombre que vino para darnos libertad del pecado y traer a nuestra vida arrepentimiento y perdón.
Y aunque parece increíble, en esta época hay muchas personas que de la misma manera que los fariseos, no quieren reconocer a Jesús como el camino, la verdad y la vida, y prefieren, como lo dice la Biblia, perderse en sus inútiles razonamientos espiritualoides que la modernidad ofrece.
Como los fariseos de la época y como lo dice el verso, la evidencia de tales personas es que no aman a Jesús y más bien siguen en sus prácticas idólatras que niegan el nombre de Jesús y al Cristo como el Salvador y el único intermediario entre Dios y los hombres, pues su palabra dice (Juan 14:6 NVI): —Yo soy el camino, la verdad y la vida —contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.
Termina el verso como si Jesús mismo nos lo estuviera diciendo una y otra vez: "¿Por qué no entienden mi modo de hablar? Porque no pueden aceptar mi palabra". Y una vez más te pregunto... ¿lo alcanzas a escuchar? ¿Por fin reconoces su voz? Sí... es Jesús, el Hijo de Dios, el único Señor y Salvador que te llama de nuevo.
Vamos a orar.
Gracias Señor por tu palabra reveladora que nos lleva a la verdad y nos acerca más a ti, el Dios vivo, el Cristo, el Hijo de Dios y nuestra única salvación. Hoy te ruego que abras mis oídos para escucharte y mis ojos para verte, pues no me quiero perder en mis inútiles razonamientos ni en una vida sin ti. Te necesito Señor y no quiero hacer la vida a mi manera sino a la tuya, y por eso te digo: Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. En el nombre de Jesús, amén.
Juan 8:42-43 NVI: —Si Dios fuera su Padre —contestó Jesús—, ustedes me amarían, porque yo he venido de Dios y aquí me tienen. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió. [43] ¿Por qué no entienden mi modo de hablar? Porque no pueden aceptar mi palabra.
En este verso, Jesús les estaba hablando a los fariseos de la época que de ninguna manera pudieron reconocer al Mesías, a Jesús, el Cristo hecho hombre que vino para darnos libertad del pecado y traer a nuestra vida arrepentimiento y perdón.
Y aunque parece increíble, en esta época hay muchas personas que de la misma manera que los fariseos, no quieren reconocer a Jesús como el camino, la verdad y la vida, y prefieren, como lo dice la Biblia, perderse en sus inútiles razonamientos espiritualoides que la modernidad ofrece.
Como los fariseos de la época y como lo dice el verso, la evidencia de tales personas es que no aman a Jesús y más bien siguen en sus prácticas idólatras que niegan el nombre de Jesús y al Cristo como el Salvador y el único intermediario entre Dios y los hombres, pues su palabra dice (Juan 14:6 NVI): —Yo soy el camino, la verdad y la vida —contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.
Termina el verso como si Jesús mismo nos lo estuviera diciendo una y otra vez: "¿Por qué no entienden mi modo de hablar? Porque no pueden aceptar mi palabra". Y una vez más te pregunto... ¿lo alcanzas a escuchar? ¿Por fin reconoces su voz? Sí... es Jesús, el Hijo de Dios, el único Señor y Salvador que te llama de nuevo.
Vamos a orar.
Gracias Señor por tu palabra reveladora que nos lleva a la verdad y nos acerca más a ti, el Dios vivo, el Cristo, el Hijo de Dios y nuestra única salvación. Hoy te ruego que abras mis oídos para escucharte y mis ojos para verte, pues no me quiero perder en mis inútiles razonamientos ni en una vida sin ti. Te necesito Señor y no quiero hacer la vida a mi manera sino a la tuya, y por eso te digo: Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. En el nombre de Jesús, amén.
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