Ser cristiano y discípulo de Cristo es una decisión personal, muy personal.

El Señor no obliga a nadie, ni amedrenta a ninguna persona para que sea su hijo y mucho menos su discípulo. (Abel y Caín) (Esaú y Jacob).

Cuando fue bautizado en el río jordán, Jesús sabía que empezaba para él una etapa de entrega personal y total de sacrificio, para seguir haciendo la voluntad del Padre.

El bautismo cristiano requiere entender la palabra de Dios y tomar una decisión consciente y personal.

¿EN QUÉ SENTIDO, ENTONCES, FUERON BAUTIZADOS AQUELLOS CRISTIANOS “CON EL PROPÓSITO DE SER PERSONAS MUERTAS”, O “BAUTIZADOS EN SU MUERTE”?

DEBE NOTARSE QUE EL QUE SE BAUTIZA EN AGUA ENTRA EN UNA RELACIÓN ESPECIAL COMO SIERVO DE JEHOVÁ, PARA HACER SU VOLUNTAD.

La persona no determina cuál va a ser la voluntad de Dios para ella, sino que es Dios quien decide cómo la va a usar y dónde la va a colocar en el contexto de sus propósitos. Hace su decisión libre y voluntaria de consagrarse para vivir para Dios, por el resto de su vida.

Con Cristo estoy juntamente crucificado, Y YA NO VIVO YO, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, LO VIVO EN LA FE DEL HIJO DE DIOS, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20

Los que se someten al bautismo cristiano llegan a ser propiedad de Dios, son sus esclavos, a quienes él emplea y da; como el considera conveniente.

El proceder de estos seguidores cristianos que son bautizados en Cristo Jesús es un proceder de integridad bajo prueba desde que se les bautiza en él, un enfrentamiento diario con la muerte y, por fin, una muerte de integridad, por el resto de sus vidas