Voltaire decia: “cuando se trata de dinero, todos los hombres son de la misma religión”.

La credibilidad de nuestro cristianismo está en juego por la forma de manejar nuestras finanzas y poseciones ante Dios y los hombes.

Pero, ¿de quién es ese dinero realmente?

¿Es suyo?

La respuesta es: de Dios.

Así que, un día usted tendrá que rendirle cuentas a Dios de cómo usa sus poseciones y gasta el dinero de él.

1 Corintios 4.2 Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.

Sin embargo, usted tiene un enemigo de la administración del dinero de Dios.

El mundo quiere utilizar todo su dinero de modo que no sea fiel a Dios para dar.

Los anuncios publicitarios compiten unos con otros para persuadirlo de que compre sus productos.

Si no tiene dinero suficiente, los bancos le prestan, los límtes de las tarjetas de créditos son cada día mas elevadas para que pueda comprar esos productos.

Vivimos en una cultura indulgente y materialista y eso influye sobre nuestra fiel administraccion.

El dinero en sí no es bueno ni malo, es neutral. Sin embargo, la manera como usted maneja el dinero es una medida exacta de la moralidad o integridad de su persona.

¿Qué hacemos con nuestros recursos?

¿Cómo debemos gastar nuestro dinero?

¿Cuánto debemos ahorrar e invertir?.

Estas preguntas ponen a prueba constantemente la autenticidad de su integridad espiritual. Donde usted gasta su dinero determina dónde está su corazón y cuáles son las prioridades de su vida (Mateo 6.20-21).

Para recalcar cuán importante resulta para Dios el tema del dinero y las posesiones, 16 de las 38 parábolas de Cristo hablan de cómo manejar los tesoros terrenales.

La Biblia completa tiene más de 2.000 referencias a las riquezas y las propiedades, el doble de las referencias totales a la fe y la oración. Lo que hagamos con las poseciones y el dinero que Dios nos ha dado es muy importante para él.