3 de cada 5 alumnos usan IA para hacer los deberes
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Según
el Instituto Nacional de Estadística (INE), tres
de cada cinco jóvenes de entre 16 y 24 años utilizan Inteligencia
Artificial generativa —como
ChatGPT—
para
realizar deberes y trabajos académicos.
Ante esta situación, los docentes se replantean sus
métodos de enseñanza y evaluación.
Según explican en COPE varios profesionales, son herramientas que,
bien usadas, pueden resultar muy beneficiosas para los alumnos.
España
es, además, el
sexto país del mundo donde más IA se utiliza
y el quinto
de la Unión Europea con mayor implantación de IA generativa en
empresas,
un contexto que acelera la adaptación educativa.
En
apenas 3 años, el uso de ChatGPT entre los alumnos se ha
normalizado en tiempo récord. Lucas,
de 18 años,
estudiante de primero de carrera, reconoce que lo usa a diario "porque
es una enciclopedia universal que le da la respuesta al instante".
A sus 16 años, Daniela, alumna de 4º de ESO, también admite que recurre a la IA "para resolver dudas y ayudarle con los trabajos".
En
este nuevo escenario, muchos profesores han optado por integrar la IA
en sus dinámicas de clase: "Como
asistente de ideas puede estar muy bien. Les puede dar el cuerpo del
trabajo o ayudarles a plantear una parte práctica. Aunque luego
tienen que revisarlo y hacer una crítica", explica Laura
López,
profesora
de Lengua y Literatura de Bachillerato.
En
su caso, "la expresión escrita la hacemos completamente a mano,
pero la pueden meter en la IA. Les pido que hagan una corrección que
les proponga y ellos deben decidir con cuál se quedan y por qué",
un ejercicio que fomenta
el pensamiento crítico
y la reflexión
sobre la calidad del texto.
El
uso masivo de IA entre los estudiantes está obligando a replantear
el valor de los trabajos académicos. Para Juan
Ignacio Sanz,
adjunto
al vicerrector de Planificación Estratégica y Cultura Digital y
miembro del Comité de Ética sobre el uso de IA de la Universidad
CEU San Pablo,
mandar una redacción a un alumno ya no tiene sentido: "La puede
generar fácilmente con IA. No
podemos plantear una evaluación basada en desarrollar una serie de
trabajos escritos. Por eso debemos cambiar la forma en la que pedimos
esos trabajos y en la que los evaluamos".
Sanz
defiende introducir apartados en los que el alumno reflexione
sobre si ha usado IA,
en qué medida le ha ayudado y qué errores ha detectado en ella.
Además, señala un camino claro: "Podemos trabajar con ejercicios
más creativos,
utilizando la IA como apoyo".
Según
un estudio de GAD3
y
Empantallados, 9 de cada 10 adolescentes creen que el papel del
profesor sigue siendo imprescindible,
y solo
un 10% considera que la IA podría sustituirlos.
Aunque
la Inteligencia Artificial se asocia principalmente con los
estudiantes, el uso entre docentes también crece: "Es
bastante útil para hacer tareas cotidianas. Desde plantear una
situación de aprendizaje hasta reorganizar un examen. Nos ahorra
bastante tiempo", señala Laura López.
Al
igual que los alumnos, ellos también deben controlar su uso de estas
herramientas: "Hay profesores que las usan indiscriminadamente y
sin rigor; eso es justo lo que pedimos a los jóvenes que no hagan".
Por su parte, Juan Ignacio Sanz coincide en la necesidad de fijar una serie de políticas y reglas claras sobre el uso de IA, y dar formación a los profesores.
El
principal desafío para los docentes está en evitar que la IA
sustituya el proceso de aprendizaje: "El alumno puede generar
trabajos de forma automática sin que eso tenga ningún efecto en
él", advierte Sanz.
Entre
los principales retos que señala, destaca la idea de enseñar a
nuestros alumnos a distinguir lo que es cierto de lo que no: "La
inmediatez del resultado no garantiza el éxito; lo
que generan no tiene por qué ser verdad. Deben aprender a comprobar
fuentes y a hacer un ejercicio crítico sobre lo que produce la IA",
indica Sanz.




