Episode 499: 26 de Septiembre del 2025 - Devoción matutina para Adultos - ¨Con Jesús Hoy"
Description
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DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2025
“CON JESÚS HOY”
Narrado por: Exyomara Avila
Desde: Bogotá, Colombia
Una cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church
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|| www.drministries.org ||
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26 de Septiembre
El canto del gallo
«Mientras él todavía hablaba, el galló cantó [...] y Pedro se acordó de las palabras del Señor» (Luc. 22: 60-61).
Desde que, al jubilarme, me mudé a la casa donde ahora vivo, tengo el raro privilegio de despertarme todas las mañanas al canto de los gallos de mi vecino. Bueno, no se trata de ese canto cristalino y claro de los gallos de cualquier gallinero, sino de una especie de graznidos de una raza de gallitos minúsculos, que intentan compensar la falta de potencia de sus gargantas desgañitándose durante horas con sus chillidos.
Después de aislar al máximo posible mis ventanas, parece que ahora me estoy reconciliando con estas esforzadas aves. Porque tengo que reconocer que, si bien no destacan como apreciados cantores, estos gallos tienen también admirables cualidades, entre las que destaca la de ser extraordinariamente madrugadores...
En efecto, para no faltar a su concienzudo deber de despertar a tiempo a sus sufridos vecinos, empiezan a alertarnos siempre mucho antes de la hora. A su manera, son fieles a su vocación y cumplen perfectamente su misión de despertadores del barrio.
Pedro recibió una importante lección de parte de un gallo. Mientras el animalito cumplía fielmente su misión de anunciar la mañana, Pedro fallaba estrepitosamente a su misión de velar cuando su maestro era injuriado.
El canto del gallo» era el nombre que, en aquellos tiempos, muchos pueblos mediterráneos daban al tercer período de la noche, que dividían en cuatro vigilias, como nos recuerda Marcos: «Velad, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la mañana» (Mar. 13: 35). Los romanos llamaban precisamente gallicinium (o «canto del gallo») a la señal horaria que los guardas emitían con sus clarines al final de la tercera vigilia de la noche, un poco antes del amanecer (véase la Misná, Eduyot 6: 1).
Supongo que, para Pedro, después de aquella terrible noche, le habrá sido mucho s penoso que a mí escuchar el canto de algún gallo. Le recordaría la vergüenza de su traición y de su fracaso. Pero sin duda, con el paso del tiempo, también le habrá recordado las palabras alentadoras de Jesús, asegurándole su perdón y su apoyo. «Yo he rogado por ti que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos» (Luc. 22: 31-32).
Señor, ayúdame a dejar de atormentarme por los reproches de los gallos de mi conciencia, y a recordar más bien tus promesas, que, como a Pedro, me animan a seguir compartiendo mi fe.