La Mochila
Description
Escuchaba a Darío mientras me contaba el dramático viaje desde su Guatemala amada. Brillo en sus mirada y por momentos tristeza, una profunda tristeza que era muy fácil de leer en su ojos y su voz. Fue muy descriptivo cuando me contó la estampida junto a un grupo de inmigrantes en el desierto. La mochila cargada con objetos que él consideraba indispensables para su viaje, y que de pronto, se convertía en el impedimento de su libertad, pues todo lo que necesitaba en aquel instante era correr y correr…
Y recordé mi mochila, aquella que todo inmigrante trajo consigo. Con la que partimos en nuestro viaje hacia lo mejor. Esa mochila cargada de muchos, muchos recuerdos. Recuerdos que en el proceso, tendremos que ir seleccionando, pues es imposible cargar con todos.
Cuando pasan los años y revisas tu vieja mochila te das cuenta que sólo quedan unos pocos, los más fuertes, los especiales. Aquel día cuando papá te llevó a pescar y aunque no recuerdas siquiera si llegaste a pescar algo, sí recuerdas que estuviste con tu viejo y te contó historias de su niñez y rieron juntos, y recuerdas que papá fue tu mejor amigo ese día. Recuerdas también aquella mañana bonita en que mamá cumplía años y te levantaste temprano para que, al llegar a la cocina, ella tuviera el desayuno listo, preparado por ti.
También hay recuerdos de los otros, de los que duelen más pero no quieres dejarlos ir, no sé si para castigarte o para tratar de buscar alguna justificación en tu conciencia. O quizás, tratando de recrear la historia, pensando en cómo habría sido si no le hubieras hablado así a tu padre porque, al fin y al cabo, él sólo quería protegerte. O si no hubieses golpeado la puerta detrás de ti para irte enojado y no regresar, y nunca llamaste a mamá hasta que supiste que era demasiado tarde. Esto es parte del equipaje del extranjero, del emigrante, nuestra propia mochila. ¿La sentís pesada? Jesús quiere hoy llevarla contigo.
Yosvany R Garcia Corpas























