La historia de Mama Uganda: la mujer que tiene 47 hijos a sus 44 años
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En Uganda, donde una de cada tres niñas es forzada a casarse antes de los 18 años, emerge la historia de Mariam Nabatanzi, conocida como Mama Uganda. A sus 44 años, es madre de 47 hijos debido a una rara condición genética. Su vida, marcada por el extremo infortunio, ha sido documentada por la fotógrafa Sofía Prado, quien viajó hasta Casabo para conocerla.
La vida de Mariam se torció a una edad muy temprana. Según relató a la documentalista, su madrastra intentó asesinar a sus hermanos alimentándolos con "albóndigas con vidrios rotos". Ella fue la única superviviente, pero su padre, en lugar de protegerla, la vendió con tan solo 12 años a un hombre de 45.
Mariam explicó a Prado que esto "era algo que pasaba muy común cuando no tenías mamá que te defendiera en Uganda y eras muy chiquita". Desde el momento de su matrimonio forzado, perdió todo contacto con su padre y su familia de origen.
Mariam sufre de hiperovulación, una condición que provoca la liberación de múltiples óvulos en cada ciclo, disparando las probabilidades de embarazos múltiples. Sus primeros partos fueron de cuatrillizos y trillizos, una situación que la alarmó y la llevó a consultar a un médico local.
La recomendación que recibió de un doctor en la Uganda rural de hace 30 años fue desconcertante. Le dijeron que "la forma de curar esta hiperbolación es que siga pariendo, que saque todos esos óvulos que tenía". Esta indicación la llevó a una vida de maternidades sucesivas, con un total de 15 partos y 47 hijos, incluyendo gemelos, trillizos, cuatrillizos e incluso quintillizos.
La situación de Mama Uganda se complicó todavía más cuando su marido la abandonó. Tal como ella misma cuenta, "de un día para el otro se fue y vendió la casa". Se despertó una mañana con sus 47 hijos y sin un techo bajo el que vivir, sin ninguna explicación y sin saber nada más del paradero de su entonces marido.
A pesar de todo, ha logrado mantener a todos sus hijos. Durante años trabajó en un restaurante, pero tuvo que dejarlo tras sufrir un cáncer de piel. Hoy en día, sus hijos mayores ya trabajan y la ayudan, y recibe el apoyo de su comunidad, que, por ejemplo, ha facilitado que una maestra acuda a enseñar a los niños. También recibe donaciones de personas que, como Prado, se acercan a conocer su historia.
La documentalista Sofía Prado describe a Mariam como una mujer con "la cara muy triste" y "cansada", aunque no la encontró especialmente envejecida para su edad, pese a la dureza de su vida. Un retrato de resiliencia ante una vida de dificultades extremas.




