¡Cuántas veces y desde hace cuánto no habrá repetido él que las lenguas son una maldición! Ahora resulta que la alerta de aquella dana mortal se retrasó porque Salomé Pradas quiso corregir el mensaje en valenciano. Sobre 230 muertos, una falta de ortografía.

Qué país este, quiso penetrar a fondo, ocupándose de Francisco Salazar. Le extraña que la misma intelectualidad que defendía la presunción de inocencia de, pongamos, Plácido Domingo, dé ahora por buenas las denuncias de unas anónimas. Por otra parte, se preguntó –¡quién sabe si por esa proverbial ingenuidad que tantos errores de juicio lo ha llevado a cometer!– ¿existen hombres así, que salgan del baño con la farmacia abierta y se componga el pantalón junto a la cara de una compañera de trabajo?

Siguiendo con las penetraciones, se encendió al saber que las agresiones sexuales con penetración de mujeres se han disparado un 792%, ¡y especialmente en Cataluña! Mujeres, claro, entre comillas.

Pero quiso ir enseguida a las cosas que verdaderamente importan. No se debe tolerar que Putin amenace sin que Europa le responda como se merece, y tampoco que Trump asesine a gente en el Caribe, por más despreciable que esa gente sea. Esos ataques oscurecen, además, una pregunta moral de gran magnitud, repetida a lo largo de la historia: ¿debe Estados Unidos invadir Venezuela para devolverle la democracia?

Celebraron el aniversario del fin del luto de Isabel Pantoja por Paquirri y que Cahiers du Cinéma haya elegido a Tardes de soledad como la mejor película del año.

Y fue así que Espada yiró.

Bibliografía:

• Juan Carlos I, Reconciliación.
• Albert Rigol Baulenas, «“¡Es un vicio, chico! ¡Ni virus, ni obleas!”: el Mercat de Sant Antoni, ajeno a la peste porcina», Ara-
• BSO

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