«European Security» ofrece aquí una evaluación mordaz del segundo mandato de Donald Trump. Afirma que, en solo seis meses, Trump ha desmantelado sistemáticamente 80 años de alianza occidental, sumiendo a Europa en un caos sin precedentes. Según se informa, Europa está siendo extorsionada con más de 100 000 millones de dólares al mes, reducida a un mero «vasallo», mientras que Rusia, China y Corea del Norte se benefician de la inestabilidad mundial.
Este documento pone seriamente en duda la salud mental y física del presidente Trump, calificándolo de «presidente frágil». Una ausencia pública de seis días en torno al Día del Trabajo de 2025 desató una especulación generalizada en las redes sociales con el hashtag «#TrumpIsDead» (Trump está muerto). A pesar de la afirmación de Trump de que «NUNCA SE HA SENTIDO MEJOR», la comunicación reactiva e inconsistente de la Casa Blanca solo alimentó la desconfianza del público. Su informe médico oficial de abril de 2025 afirmaba que gozaba de «excelente salud» y tenía una puntuación cognitiva perfecta de 30/30. Sin embargo, esto se contradijo con un diagnóstico de julio de 2025 de insuficiencia venosa crónica por hinchazón de los tobillos, que el informe de abril había negado explícitamente. Las recurrentes contusiones en sus manos, acompañadas de explicaciones cambiantes e inverosímiles de la Casa Blanca, profundizaron aún más las sospechas del público. Expertos médicos independientes sugieren que estos síntomas apuntan a un problema sistémico más profundo y no revelado, en lugar de a afecciones aisladas. Desde el punto de vista cognitivo, su impecable puntuación en el MoCA contrasta radicalmente con los numerosos casos públicos de discursos erráticos, errores fácticos y pensamientos tangenciales. Expertos psiquiátricos, como el profesor Richard A. Friedman, expresan su profunda preocupación y piden una evaluación neuropsiquiátrica rigurosa. El tropiezo de Trump en las escaleras del Air Force One en junio de 2025 fue políticamente significativo, ya que se hizo eco de sus burlas pasadas hacia Joe Biden.
Una oportunidad para establecer paralelismos históricos con presidentes anteriores como Woodrow Wilson, FDR y JFK, cuyos graves problemas de salud fueron ocultados. Estos «guardias pretorianos» históricos —médicos y asesores leales— dieron prioridad a la imagen política sobre la transparencia pública. Los informes «excesivamente positivos» del Dr. Sean Barbabella sobre Trump se ven a través de este prisma, y posiblemente sirvan como herramienta de comunicación estratégica. En última instancia, el artículo concluye que la salud física de Trump muestra claros problemas relacionados con la edad, mal explicados por su administración. Su salud cognitiva plantea las cuestiones más preocupantes y sin resolver, dada la marcada disparidad entre las afirmaciones oficiales y su actuación pública.
El público, que se enfrenta a inconsistencias y precedentes históricos, probablemente carece de una imagen completa y transparente de la salud del presidente. Persisten razones creíbles y significativas para preocuparse por su aptitud para el cargo.