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El Misterio del Hijo de Dios y Cristo a través de los tiempos
Por Milton Alonso Granados.
Ascensión y regreso del profeta Elías.
Según la historia bíblica, el profeta Elías partió sin haber experimentado la muerte física en el sentido tradicional. En cambio, fue llevado al cielo de una manera sobrenatural. El relato del ascenso de Elías se encuentra en el libro de segunda de Reyes, capítulo 2.
Elías estaba caminando junto con su sucesor, Eliseo, y llegaron al río Jordán. Allí, Elías tomó su manto, lo dobló y luego golpeó el agua del río, dividiéndolo en dos, y ambos cruzaron en tierra seca. Luego, Elías le preguntó a Eliseo: ¿Qué le gustaría que se le concediera antes de ser trasladado por Dios?
Eliseo pidió una doble porción del espíritu de Elías. Esta fue una petición que implicaba ser su sucesor y recibir una parte, del poder y la autoridad profética que Elías tenía. Elías le dijo a Eliseo que, si lo veía ser llevado, su petición sería cumplida.
Mientras estaban hablando, un carro de fuego con caballos de fuego descendió del cielo y separó a Elías y a Eliseo. Elías fue llevado al cielo en un torbellino, y Eliseo lo vio mientras subía. Eliseo rasgó sus ropas en señal de duelo y tomó el manto de Elías, que había caído al suelo.
De acuerdo con las escrituras, el profeta Elías no experimentó la muerte física, sino que fue llevado al cielo en un torbellino por un carro de fuego. Este evento fue un acontecimiento milagroso y sobrenatural que marcó la partida de Elías de este mundo y el traspaso de su ministerio a Eliseo.
Según la historia bíblica, este, no sería el fin del ministerio profético de Elías. Por el contrario, el profeta, tendría que regresar a esta dimensión material, con la misión específica de preparar el camino para la manifestación del Yeshúa de Dios. Esta vez, el Eterno promete el regreso de su mensajero, que, como ángel guardián del pacto, iniciaría el camino hacia la purificación de la casa de su Señor.

Uno de los temas, de mayor relevancia dentro del libro de Malaquías, es la promesa que se hace de enviar al profeta Elías, como precursor del camino en el que se haría manifiesto el Yeshúa de Dios.