EL NUEVO FENÓMENO DE LA ANTICOMUNICACIÓN AMARGADA | Crónicas Bárbaras: Pedro Herrero
Update: 2025-12-06
Description
Pedro Herrero analiza uno de los grandes agujeros de la comunicación política actual: la incapacidad de una parte de la izquierda para comunicar logros reales —como la subida de las pensiones— sin sonar enfadada, acusatoria o directamente hostil hacia el propio electorado. A partir de varios vídeos virales, Pedro desgrana cómo un mensaje que debería transmitir seguridad y esperanza acaba convertido en una regañina constante, donde el ciudadano aparece retratado como un desagradecido al que hay que corregir, educar o disciplinar.
Este fenómeno, explica Pedro, no es un error puntual: es anticomunicación. Un estilo que parte de la amargura, la visión negativa del mundo y el convencimiento de que la gente “no entiende”, lo que lleva a un tono crispado que ahuyenta incluso a votantes naturales de la izquierda.
El episodio profundiza en cómo esta deriva convierte cualquier anuncio positivo en un monólogo irritado, lleno de dedos acusadores, apelaciones moralistas y referencias al “cuñado”, un recurso que revela desconexión emocional con la vida real: facturas, hipoteca, hijos, cansancio, jugada del fin de semana.
Pedro recuerda que la comunicación efectiva no consiste en gritar más fuerte ni en dramatizar cada medida, sino en hablarle a la gente desde la normalidad, sin desprecio implícito ni paternalismo.
La reflexión desemboca en un punto clave: cuando un gobierno que controla más medios que nadie se comporta como si fuera oposición, cuando convierte cualquier tema en agravios personales y comunica desde la queja permanente, está erosionando su capacidad para persuadir fuera de su burbuja.
La pregunta final es inevitable: ¿cómo va a funcionar un proyecto político cuyo tono transmite enfado, miedo y agotamiento incluso cuando anuncia buenas noticias?
Un análisis directo, crítico y honesto sobre retórica, emociones, eficacia y el arte de hablar con la ciudadanía sin sonar amargado.
Este fenómeno, explica Pedro, no es un error puntual: es anticomunicación. Un estilo que parte de la amargura, la visión negativa del mundo y el convencimiento de que la gente “no entiende”, lo que lleva a un tono crispado que ahuyenta incluso a votantes naturales de la izquierda.
El episodio profundiza en cómo esta deriva convierte cualquier anuncio positivo en un monólogo irritado, lleno de dedos acusadores, apelaciones moralistas y referencias al “cuñado”, un recurso que revela desconexión emocional con la vida real: facturas, hipoteca, hijos, cansancio, jugada del fin de semana.
Pedro recuerda que la comunicación efectiva no consiste en gritar más fuerte ni en dramatizar cada medida, sino en hablarle a la gente desde la normalidad, sin desprecio implícito ni paternalismo.
La reflexión desemboca en un punto clave: cuando un gobierno que controla más medios que nadie se comporta como si fuera oposición, cuando convierte cualquier tema en agravios personales y comunica desde la queja permanente, está erosionando su capacidad para persuadir fuera de su burbuja.
La pregunta final es inevitable: ¿cómo va a funcionar un proyecto político cuyo tono transmite enfado, miedo y agotamiento incluso cuando anuncia buenas noticias?
Un análisis directo, crítico y honesto sobre retórica, emociones, eficacia y el arte de hablar con la ciudadanía sin sonar amargado.
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