En el último Radar Empresarial se ha examinado con detalle el alcance del reciente fallo informático detectado en los Airbus 320, un incidente que marcó el fin de semana. Aunque las operaciones comienzan a estabilizarse, el pasado viernes Airbus comunicó a las aerolíneas la necesidad de inmovilizar alrededor de 6.000 aeronaves de esta familia. El origen del problema estaba en el software que gobierna los sistemas de vuelo de estos modelos. La alerta saltó tras el episodio del 30 de octubre, cuando un avión de JetBlue experimentó una brusca pérdida de altitud después de que una intensa radiación solar alterara parte de sus sistemas electrónicos. Ese suceso encendió las alarmas en numerosas compañías, desde las asiáticas hasta las estadounidenses, especialmente en Norteamérica, donde coincidió con el periodo de gran tráfico aéreo por Acción de Gracias.

Finalmente, aunque la advertencia inicial abarcaba unos 6.000 aviones, fueron 5.100 los que terminaron requiriendo una actualización urgente del software. El resto deberá someterse a sustituciones completas del hardware informático. A pesar de que Airbus estimó inicialmente unas tres horas de trabajo por aeronave, muchos equipos técnicos consiguieron reducir ese tiempo de intervención. Tras toda la preocupación generada, el número de vuelos realmente afectados ha sido relativamente bajo: solo un centenar sufrió cancelaciones o interrupciones directas. Entre las aerolíneas más perjudicadas destacó JetBlue, que tuvo que suspender veinte rutas, aunque logró restablecer el servicio en 137 de los 150 aparatos afectados.

Este episodio representa la primera ocasión en la que vuelos comerciales se ven obligados a cancelar itinerarios debido a un fenómeno vinculado a la radiación solar. Aunque las actualizaciones de software permitieron recuperar la actividad con rapidez, el incidente ha puesto en evidencia un nuevo foco de vulnerabilidad. Las tormentas solares pueden alterar gravemente dispositivos electrónicos, incluidos satélites y equipos basados en redes eléctricas. Estas emisiones, que liberan grandes cantidades de energía electromagnética, pueden incluso provocar apagones generalizados, como el que afectó a España el pasado 28 de abril.

A estos contratiempos tecnológicos se suma otro frente abierto para Airbus. La compañía ha confirmado la existencia de problemas de calidad en determinados paneles del fuselaje de algunos A320, un asunto que ya ha generado retrasos en varias entregas. El fabricante ha atribuido la incidencia a uno de sus proveedores, cuyo nombre no ha querido revelar públicamente. Esto obligará a revisar más de 600 aviones y podría dificultar el cumplimiento de los objetivos de producción y entrega previstos para los próximos meses.