597. El becario.
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Juan David Betancur Fernandez
elnarradororal@gmail.com
Había una vez un oficinista jefe que llego donde sus subalternos con cara preocupada. Con premura decidio convocar a una reunión de urgencia a todos sus empleados dirigiéndoles un memorando donde quedaban obligados a asistir a la reunión.
Todos los empleados en cuanto recibieron el memorando terminaron lo que estaban haciendo y se pararon de inmediato en el corredor central del edificio de oficinas y comenzaron a mirarse unos a otros esperando que diera la hora para la reunión. Faltaban todavía tres horas para la reunión y todos habían dejado de trabajar y comenzaron a discutir y a especular de que se trataría esa misteriosa reunión de urgencia.
A medida que los minutos pasaban la ansiedad comenzaba a crecer, debido a esto las especulaciones comenzaban a aparecer. Algunos decían que lo más probable era que la empresa se había declarado en quiebra y habría un despido masivo de personal y que ya debían empezar a pensar en las alternativas de trabajo y las consecuencias que tendría el despido cuando este sucediera. Otros especulaban que no debía ser un despido, sino que posiblemente se trataría de un movimiento de oficinas. Esto implicaría el moverse de su ambiente tradicional a otro lugar del edificio y también implicaría la reorganización de las oficinas. Esto creaba aún más ansiedad porque a nadie le gusta mover su ambiente de trabajo. Otros decían que la empresa debió haber sido comprada por otra empresa y que se vendría una integración y posibles despidos. Esto incremento más la preocupación ya que implicaría que muchos deberían aprender a trabajar con otra empresa y otros simplemente serian despedidos debido a la redundancia de trabajo.
En este ambiente de inquietud y especulación los nervios iban incrementándose y cada segundo parecían minutos y cada minuto horas y ni que decir cada hora era una eternidad.
Cuando el reloj dio las 12 y era hora para la reunión todos al unisonó se dirigieron a la puerta de la sala de reuniones y metódicamente fueron seleccionando una silla donde pudieran sentarse para recibir la noticia que el jefe les daría. El jefe los esperaba a todos sentado con una cara de preocupación que incremento la preocupación de cada uno que iba cruzando la puerta.
Cuando todos entraron había un silencio ensordecedor que ninguno se atrevía a quebrantar. De pronto el jefe con voz autoritaria dio la noticia y todos sin excepción lanzaron un aullido de terror.
Esto era peor de lo que ellos se imaginaban. El murmullo iba creciendo con cada segundo y entre los asistentes se pusieron a mirar unos a otros con desprecio. De pronto uno señaló a otro y le dijo…. Usted. El otro dijo …. Yo no…. Porque no usted. Y el otro dijo yo nunca primero muerto. Otro más se levantó y dijo…. Yo propongo a otro….Y el otro se levantó furioso y claramente se negó. Todos comenzaron a negarse y a señalar a otros. El jefe callado miraba lo que sucedía y finalmente después de media hora de discusiones se levanto de su silla y mirando a todos señaló al becario y le dijo. Usted.
El becario que llevaba solo un par de meses en la empresa, palideció, sabía lo que esto representaba y sabía que posiblemente su vida profesional terminaría allí. Pero igualmente sabía que no había forma de evitar la responsabilidad. Así que bajo la mirada de todos en la sala de reuniones decidio enfrentar su destino. Pero en ultimo momento dijo. No me haga esto jefe mire que soy joven y tengo toda la vida por delante. Pero el jefe voltio la cabeza y no lo miro más.
Se levanto lentamente de su silla y con lágrimas en los ojos miro a sus compañeros de trabajo y comenzó a salir