Siria vuelve al petróleo internacional tras 14 años de guerra
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El nuevo Gobierno sirio despachó 600.000 barriles de crudo desde Tartus en su primera exportación oficial desde 2010, en medio de acuerdos con compañías internacionales y el levantamiento de sanciones estadounidenses. El envío muestra los intentos del nuevo Gobierno por proyectar estabilidad y recuperar la confianza de socios internacionales tras años de aislamiento
Siria realizó este lunes 1 de septiembre su primera exportación oficial de petróleo en casi una década y media, se trató de un cargamento de 600.000 barriles de crudo pesado despachado desde el puerto mediterráneo de Tartus, según confirmó el Ministerio de Energía.
El envío, transportado en el buque Nissos Christiana, marca un giro significativo para un país cuya producción petrolera quedó devastada tras 14 años de conflicto interno.
El crudo fue vendido a B Serve Energy, una compañía vinculada a la comercializadora global BB Energy, en una operación que representa el regreso de Siria al mercado energético internacional tras la caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024.
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El país, que en 2010 exportaba 380.000 barriles diarios, quedó sumido en una profunda crisis económica e infraestructural tras los años de conflicto, por ende, la venta inicial de casi el doble de lo que hacía antes de la guerra civil muestra un buen inicio económico para esta industria.
El nuevo Gobierno interino, de corte islamista, ha fijado como prioridad reactivar la economía nacional, y la exportación de crudo es vista como un primer paso en esa dirección.
Riyad al-Joubasi, subdirector de petróleo y gas del ministerio, señaló que el crudo provino de varios yacimientos sirios, aunque evitó precisar cuáles, pero es bien sabido que gran parte de las reservas se encuentran en el noreste, una región controlada durante años por autoridades kurdas que llegaron a abastecer a Damasco antes de que las tensiones políticas y étnicas interrumpieran el suministro.
En su plan por la reactivación económica, el Gobierno también ha logrado la relajación de sanciones por parte de Occidente y la reapertura de su Bolsa de Valores en Damasco, que ya lleva más de tres meses en operaciones. Este lunes su principal indicador cerró con una ganancia del 0,7%.
La industria energética siria ha estado marcada por la constante disputa territorial y la imposición de sanciones internacionales. Durante la guerra, los campos petroleros cambiaron repetidamente de manos entre el Gobierno, grupos insurgentes y fuerzas kurdas, mientras que las sanciones de Estados Unidos y Europa limitaron la capacidad de exportar e importar energía.
Incluso después de la salida de Assad, las restricciones se mantuvieron durante varios meses, lo que complicó la recuperación inmediata del sector.
Un punto de inflexión llegó en junio, cuando el presidente estadounidense Donald Trump firmó una orden ejecutiva que levantó las sanciones contra Siria.
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Esa decisión abrió la puerta para que compañías con sede en EE. UU. empezaran a elaborar un plan maestro destinado a la exploración y extracción de petróleo y gas en territorio sirio.
El levantamiento de restricciones también busca incentivar la llegada de inversión extranjera a un país con urgente necesidad de liquidez y reconstrucción.
En paralelo, Siria firmó un memorando de entendimiento por 800 millones de dólares con la compañía emiratí DP World para desarrollar y operar una terminal multipropósito en Tartus.
Este acuerdo se produjo después de que Damasco cancelara un contrato anterior con una empresa rusa que había controlado la gestión del puerto durante el mandato de Assad.
Con el nuevo enfoque, el plan ahora contempla convertir Tartus en un ‘hub’ logístico clave para el comercio sirio, con capacidad para atender tanto exportaciones energéticas como carga general.
Con Reuters