753. Manual exprés para vender un guion I: Materiales y mapa de compradores
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Hoy vamos a aterrizar algo que demasiadas veces se queda en humo: no basta con tener un buen guion, hay que convertirlo en una propuesta vendible. Eso significa dos cosas muy concretas: preparar materiales que sí se leen y saber a quién se los vas a enviar. Si alguna vez has sentido que tu PDF entra en un agujero negro, este episodio es para ti. Voy a dar 10 consejos prácticos para vender un guion que vas a poder poner en práctica desde ahora mismo. En el pódcast de hoy mostraré los 5 primeros y en el de la semana que viene los restantes.
Y en la Academia de Guiones y guionistas hoy subimos contenido nuevo: la Masterclass Cómo crear un High Concept que venda. Una masterclass muy interactiva que propone ejercicios para que todos los que la vean creen el high concept de su historia en directo. Ya está subida para los suscriptores de nivel crecimiento y profesional en cursosdeguion.com.
Cómo vender un guion (Manual exprés I)
Lo primero que veremos, será a poner orden en la carpeta: logline nítido, sinopsis de una página que cuenta hasta el final, tratamiento secuenciado legible y, si es serie, biblia breve con motor y mapa de episodios. Nada de ladrillos; documentos ligeros, claros y con promesa de producción (escala, localizaciones, rango presupuestario). Te explicaré cómo debe respirar cada pieza, qué errores cortan la lectura y cómo presentar todo en un dossier compacto que genere confianza en treinta segundos.
Después, pasaremos al mapa de compradores. Porque “el mercado” no existe: existen productoras y plataformas con líneas editoriales muy distintas. Verás cómo segmentar tu lista por formato, género, presupuesto y territorio, cómo detectar encaje editorial leyendo sus catálogos, y cómo preparar oleadas de envío con cadencias de seguimiento profesionales para no quemar puertas ni energías. La idea es simple: menos tiros al aire, más puntería.
Coge libreta, que hoy salimos del “ya se lo mandé” para entrar en “sé exactamente a quién, cómo y cuándo enviarlo”. Y si quieres ampliar el método, te recuerdo que tengo un curso entero llamado Cómo vender un guion en la Academia Guiones y guionistas que te dará trucos y técnicas que no enseño en el pódcast. El curso está incluido en la suscripción del Nivel crecimiento y profesional.
1) Aclara tu “producto”
Antes de pensar en vender, piensa en qué estás vendiendo. Un guion no es un PDF: es una promesa de experiencia. En 20–30 segundos, quien te escucha debe visualizar el tono, el público y el gancho.
Empieza por un logline con sujeto, objetivo, obstáculo y riesgo real si falla. Si te ayuda, usa una fórmula sencilla: “Cuando [evento detonante], un/a [protagonista concreto] debe [objetivo visible] antes de que [consecuencia seria], pero [obstáculo específico] se lo impide”.
Después, sitúa el proyecto con 2–3 comparables: “It Follows se encuentra con Antes del amanecer” ya me ubica tono y target; “Whiplash con un giro de thriller psicológico” me habla de intensidad y ritmo. No se trata de copiar, sino de anclar expectativas.
Define también el “por qué ahora”. El mercado premia proyectos que dialogan con una conversación actual: una tendencia de género, un tema social, un formato en auge. Si tu comedia romántica sucede en un reality de reformas, el “por qué ahora” puede ser el apetito actual por lo “factual” y el true-crime domesticado.
Piensa en el ángulo diferencial: ¿qué tiene tu historia que nadie más podría contar? A veces es la localización (una estancia rural uruguaya en vendimia), a veces es el punto de vista (contar el atraco desde el rehén que sí quiere estar allí), a veces es la mecánica narrativa (un reloj en pantalla que avanza solo cuando el protagonista miente).
Haz un test de claridad. Di tu logline a alguien que no te debe nada y pide que te lo repita. Si cambian palabras clave o dudan del tono, todavía no está. Prueba A/B: dos versiones de logline con distinto verbo de acción o con un matiz de género, y mide cuál genera más preguntas del tipo “¿y cómo…?”. Las buenas preguntas son demanda.
Ajusta vocabulario al comprador: no es lo mismo “body horror metafórico” para un festival que “thriller de supervivencia de bajo presupuesto con criatura monstruosa” para una productora. Y evita el humo: “una historia universal sobre el amor” no vende; “una comedia de choque cultural entre una chef vasca y un parrillero uruguayo que compiten en un food-truck” sí.
Cierra este bloque con un mini-pitch de 90 segundos memorizable: gancho inicial, quién es tu protagonista en una frase con rasgo activo, qué quiere y qué se le opone, cuál es la imagen de venta (esa postal que cabe en cartel) y cuál es tu promesa de experiencia (“sudor en las manos”, “risa incómoda”, “ternura al final”). Si al terminar no te pueden describir la película en una línea, todavía estás afinando el producto.
2) Materiales mínimos que sí venden
Con el “producto” claro, arma el pack base. Para cine: logline, sinopsis de una página, tratamiento secuenciado de 10–15 páginas y una bio breve con dos líneas de por qué tú. Para serie: logline de serie y de temporada, sinopsis de 1–2 páginas, biblia corta (mundo, personajes, arcos, mapa de episodios) y, si ya lo tienes, el piloto en versión de mesa.
Añade una nota de intención de media página: qué emoción quieres provocar y qué decisiones formales lo sostienen. Si puedes, incorpora una página visual de tono (moodboard) con 6–9 imágenes y 3 palabras clave: atmósfera, ritmo y color. Nada de PDFs pesados: un único enlace a carpeta con nombres claros “TÍTULO_Autor_Material.pdf”.
La sinopsis no es un tráiler ni un resumen con cliffhanger: cuenta el principio, el medio y el final. Los compradores necesitan saber a dónde vas para valorar si te acompañan. El tratamiento secuenciado debe leerse como cine: verbos en presente, foco en acciones y giros, claridad de arco, respiración de escenas. Evita diálogos literales salvo líneas-ancla que definan tono. Si es serie, la biblia debe responder cuatro preguntas sin paja: ¿por qué el espectador regresa?, ¿qué motor genera episodios?, ¿cómo escalan los conflictos por temporada? y ¿qué final visualizas, aunque pueda cambiar?
Cuida el acceso y lectura del documento. Abre tus documentos con un encabezado limpio: título, formato, género, duración/longitud, autoría y contacto. Puedes incluir una “promesa de producción”: rango de presupuesto estimado o, al menos, pistas de escala (dos protagonistas, 10 localizaciones, exterior día predominante). No estás cerrando números, estás reduciendo incertidumbre.
Si el proyecto se beneficia de un teaser, que sea breve (60–90 segundos), concebido como prueba de tono, no como tráiler de escenas que no existen. Mejor tres planos bien pensados y un concepto sonoro que diez planos confusos.
Una carpeta ordenada ya comunica que sabes trabajar. Y recuerda: Los materiales que venden no son los más largos, sino los más legibles. Tu objetivo es que el lector llegue al final con ganas de hablar contigo, no de una siesta.
3) Packaging creativo (el “paquete” ligero que abre puertas)
Vender un guion es, también, vender confianza. Y la confianza aumenta cuando el proyecto llega “empaquetado”, aunque sea de forma ligera. ¿Qué significa? Mostrar que no estás solo y que el plan de ejecución existe.
Si es cine, intenta sumar una figura afín aunque sea en calidad de asesor: una directora con sensibilidad parecida, un montajista reconocido para este tipo de ritmo, o un actor/actriz con carta de interés no vinculante.
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