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Juan 1_1_18 El Verbo hecho carne

Juan 1_1_18 El Verbo hecho carne

Update: 2018-01-14
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Juan 2018 (1)
Palabra/ Juan 1: 1-18
Versículo clave/ Juan 1: 14

El Verbo hecho carne

“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

El evangelio según Mateo y el evangelio según Lucas comienzan con la historia del nacimiento de Jesucristo. Y el evangelio según Marcos empieza con la predicación de Juan el Bautista. Pero el evangelio según Juan inicia, hablando acerca de ‘el Verbo’. El primer capítulo de este evangelio que vamos a escuchar hoy nos enseña ‘quién es el Verbo’, ‘qué hay en el Verbo’, ‘a quiénes les da el Verbo la potestad de ser hechos hijos de Dios’ y ‘qué hizo el Verbo para darle al hombre la vida y la luz sólo por fe’. Oro que a través de esta palabra conozcamos a Jesucristo más profundamente. Oro que creamos en su nombre, y nos gocemos del privilegio de ser hechos hijos de Dios, de su vida y luz, y de gracia y verdad que vienen por medio de Jesucristo. Amén.

Primero, ¿quién es el Verbo? (1-3) Vamos a ver el versículo 1a. “En el principio era el Verbo.” ¿No les suena este versículo? Precisamente Génesis 1:1 dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” ‘En el principio’ es cuando comenzaron el tiempo, el espacio y el material, es decir, el universo. Y antes de ese principio se llama ‘la eternidad’. Entonces, dice el versículo 1: “En el principio era el Verbo.” ¿Qué significa esta palabra? Antes que existieran el tiempo, el espacio y el material, ya era el Verbo. Por la eternidad existe el Verbo, como Dios. El Verbo es eterno, y no tiene principio ni fin.

Y el versículo 1 sigue diciendo: “y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” Esta palabra nos enseña acerca de ‘la relación entre el Verbo y Dios’. Y ¿qué significaría que el Verbo era con Dios? ¿Significaría que el Verbo estaba al lado de Dios, y trabajaba con Dios en la creación? Si fuera así, podría haber momentos cuando el Verbo no esté con Dios, y separado de él. Pero, en Juan 10:30 dice Jesús: “Yo y el Padre uno somos.” También en el versículo 38 del mismo capítulo dice Jesús: “para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.” Estas palabras nos enseñan que Jesús y Dios están ‘unidos e inseparables’. Así que la palabra ‘el Verbo era con Dios’ no significa simplemente que el Verbo estaba con Dios de lado a lado, sino su unión inseparable.
Y esta palabra ‘el Verbo era con Dios’ también implica que el Verbo y Dios son dos personas individuales. Pero, dice el versículo 1: “y el Verbo era Dios.” Esta palabra quiere decir que el Verbo es ‘igual a Dios’. El Verbo es idéntico a Dios en todo: su sabiduría, poder, amor, voluntad, personalidad, etc. Así que el Verbo y Dios son dos personas individuales, pero iguales, y unidos e inseparables.

También vamos a ver los versículos 2 y 3. “Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Esta palabra significa que el Verbo es el Creador de todas las cosas. Si vemos Génesis 1:1, dice que en el principio creó Dios los cielos y la tierra. Pero, ¿de qué manera creó Dios todas las cosas? En Génesis 1:3, 6, 9, 11, 14, 20, 24 y 26 dice repetidamente: “Dijo Dios, y fue así.” Dios creó todas las cosas ‘por su Palabra’. Entonces el Verbo es el Creador de todo el universo, como lo es Dios. Acerca de esto en Hebreos 11:3 dice: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.” El Verbo es el Creador todopoderoso.

Ahora, ¿quién es el Verbo? El Verbo es eterno, unido con Dios e inseparable, igual a Dios y el Creador del universo. Y si vemos los versículos 14 y 17 de este capítulo, Jesucristo es el Verbo hecho carne. Así que Jesucristo es eterno. Por la eternidad existe Jesús unido con Dios, siendo igual a Dios. Y él es el Creador de todas las cosas.
Pero, algunos necios andan enseñando que Jesucristo es criatura de Dios, e inferior a él. Según ellos, Dios estaba solo, y en algún momento se le ocurrió crear al Verbo. Pero, a la luz de esta palabra podemos ver claramente que eso es mentira. El Verbo existe por la eternidad, unido con Dios e inseparable, y es igual a Dios, y no es una criatura, sino es el Creador de todas las cosas. Así que Jesucristo, quien es el Verbo hecho carne, es ‘el Dios santo’. Y por eso Jesús pudo cargar en sí todos nuestros pecados, y morir en lugar de nosotros, y darnos la salvación. Aquellos, que enseñan que Jesús es una criatura de Dios, quieren negar la salvación por medio de Jesucristo. Pero, Jesús es Dios eterno, y es nuestro Salvador (Isaías 9:6).

Segundo, ¿qué hay en el Verbo? (4,5) Miren el versículo 4. “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.” En el Verbo hay la vida. Y ¿a qué se refiere ‘la vida’ que hay en el Verbo? ¿Se referirá a la vida física? No es así. Porque, si fuera la vida física, todos los que no tienen el Verbo, deberían de estar muertos. Pero muchos hombres no tienen la Palabra de Dios, pero tienen la vida física. Entonces la vida que hay en el Verbo no se refiere a la vida física, sino a la vida espiritual.
Y ¿qué es la vida espiritual? Cuando Dios creó al hombre, antes de cometer el pecado, el hombre tenía paz para con Dios, agradecimiento y amor a Dios, verdadera satisfacción y felicidad, gozo, libertad, propósito y dirección de la vida, etc. Esto es la vida espiritual. Y esta vida espiritual hay en el Verbo, y es la luz de los hombres.

Pero, el ser humano perdió esta vida espiritual. ¿Cómo la perdió? La perdió por desobedecer la Palabra de Dios. En Génesis 3:17 dijo Dios: “Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.” El hombre desobedeció la Palabra de Dios, desechó el Verbo, y perdió la vida y la luz, que hay en el Verbo.
Y los hombres del mundo, aunque andan vivos físicamente, estudiando, trabajando, casándose, y disfrutando las cosas del mundo, pero están muertos espiritualmente y moran en las tinieblas (Efesios 2:1). Por sus pecados ellos están destituidos, es decir, quitados y separados de la gloria de Dios (Romanos 3:23 ). Y ellos tienen miedo de Dios (Génesis 3:10 ). Aunque dicen que no creen en Dios, se angustian por el miedo que no se puede explicar. Y muchos piensan que Dios los está vigilando, y los va a castigar. Por eso no tienen paz en su corazón. También, aunque ganan dinero, amor humano, conocimientos, poder y fama en el mundo, nunca se sacian. Ellos no encuentran verdadera satisfacción y felicidad, y viven una vida cansada. Acerca de esto en Eclesiastés 1:8 y 9 dice: “Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.” Y los hombres que no tienen la vida espiritual y andan en las tinieblas están atestados, es decir, completamente llenos de toda maldad. En Romanos 1:28-32 dice que ellos tienen una mente reprobada, y practican cosas que no convienen. Y no sólo las hacen, sino se juntan para animarse unos a otros para practicarlas. Y el fin de ellos es ser condenados y echados en el infierno. En Hebreos 9:27 dice: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.”

En el Verbo hay la vida y la luz. Pero el ser humano desobedeció y desechó el Verbo, y perdió la vida y la luz. Y en el mundo los hombres andan muertos espiritualmente, y en las tinieblas, destituidos de la gloria de Dios, con miedo, sin encontrar la verdadera satisfacción y felicidad, atestados de toda maldad y esperando el juicio final. ¡Qué miserable llegó a ser el hombre por desechar al Verbo! Pero miren el versículo 5. “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.” El hombre desechó al Verbo. Pero el Verbo no hizo así con el hombre, sino con su luz resplandeció a los hombres que moraban en las tinieblas. El Verbo los salvó de las tinieblas, y los llamó a su luz admirable (1 Pedro 2:9). ¿Cómo lo hizo?

Tercero, ¿a quiénes les da el Verbo la potestad de ser hechos hijos de Dios? (6-13) Vamos a ver los versículos 6-8. Dios envió a Juan el Bautista para que diera testimonio de la luz, a fin de que todos ‘creyeran’. Y miren el versículo 9. Después de Juan el Bautista, aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, vino a este mundo. Y ¿qué hicieron los hombres con aquella luz verdadera? En los versículos 10 y 11 dice: “En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.” Estando en el mundo, Jesucristo enseñó a los hombres la palabra de Dios. Y la gente se admiraba de su doctrina, porque tenía autoridad (Marcos 1:22 ). También hizo las obras milagrosas. Jesús calmó la tempestad, alimentó a cinco mil hombres con los cinco panes y los dos peces, resucitó a los muertos, aun a Lázaro que hedía ya, sanó las enfermedades incurables humanamente (ciego de nacimiento, leprosos, cojos, etc.) y echó fuera demonios. ¿Quién podría hacer estas obras? Sólo Dios mismo las puede hacer. Por eso, cuando Nicodemo vino a ver a Jesús, confesó que por las obras que hacía Jesús sabía él que Jesús había venido de Dios (Juan 3:2). Pero, sabiendo que Jesús era el Señor, no le conocieron, y no le recibieron. Le rechazaron intencionalmente. ¿Por qué le rechazaron? En Juan 3:19 dice: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.” La luz verdadera vino al mundo, y alumbró a los hombres que moraban en las tinieblas. Y se descubrieron sus obras malas. Entonces, ellos tenían que arrepentirse de sus pecados, y venir a la luz verdadera. Pero,
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