Juan 7_1_52 Ríos de agua viva
Update: 2018-04-08
Description
Juan 2018 (11)
Palabra/ Juan 7:1-52
V.C./ Juan 7:37 ,38
Ríos de agua viva
“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.”
En esta palabra salen tres tipos de gentes que no conocen la doctrina de Dios, y no creen en Jesús. A ellos les dice Jesús que no podrán entrar en el reino de Dios. Esto quiere decir que serán condenados y castigados en el infierno. Entonces, ¿por qué no conocían ellos la doctrina de Dios? Y ¿quién puede conocer la doctrina de Dios, creer en Jesús y ser salvo?
Pero, a pesar de los pecados de los hombres, los invita Jesús a beber el agua viva que él les da. En esta palabra podemos aprender cómo podemos beber del agua que Jesús nos él, que es el Espíritu Santo. Y vamos a reflexionar en qué sentido es el Espíritu Santo ríos de agua viva que corren en nuestro interior. Oro que tengamos el corazón que pueda conocer la doctrina de Dios y creer en Jesús, para que corran ríos de agua viva del Espíritu Santo en nuestro interior. Amén.
I. El que quiera hacer la voluntad de Dios (1-31)
Vamos a ver el versículo 1. Andaba Jesús en Galilea, y no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle. ¿Por qué querían matarle a Jesús ellos? Si vemos los versículos 19-24, podemos entender la razón. En el versículo 21 dijo Jesús que por una obra que había hecho él, le querían matar los líderes religiosos. Esa obra se refiere a que Jesús había sanado al paralítico del estanque de Betesda. La cuestión es que Jesús lo había sanado en el día de reposo. Y por quebrantar el día de reposo le querían matar (Juan 5:16 ). Entonces en los versículos 22-24 Jesús les reprende a los judíos. Ellos aun en el día de reposo recibía circuncisión para que la ley de Moisés no fuera quebrantada. Pero, sanar completamente a un hombre era mucho más valioso e importante que recibir circuncisión. Entonces, era irrazonable enojarse con Jesús y procurar matarle por hacer esa obra valiosa e importante en el día de reposo. Y en el versículo 24 les dice Jesús: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.” Esta palabra nos hace recordar lo que dijo Jesús a los fariseos, cuando sanó a un hombre que tenía seca una mano. En Marcos 3:4 les dijo Jesús: “¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla?” En aquel momento también Jesús les estaba diciendo: “Juzgad con justo juicio.”
Pero, los líderes religiosos estaban aferrados a su idea legalista, y juzgaban según las apariencias. Por no hacer nada en el día de reposo ellos se creían justos, y condenaba a Jesús por sanar en el día de reposo, aunque él salvó la vida de un hombre. Ellos no podían entender la voluntad de Dios, y lejos de creer en Jesucristo, le querían matar.
Es increíble, pero verdad que aun hoy en día hay muchos que están aferrados a su idea legalista. Ellos creen que por hacer algunas buenas obras pueden ser justos delante de Dios. Por eso se hacen orgullosos y soberbios, y juzgan y condenan a otros que no las hacen. Este tipo de gente no puede entender la doctrina de Dios, ni creer en el evangelio de Jesucristo. Y serán condenados.
Ahora, vamos a ver los versículos 2-4. Estaba cerca la fiesta de los tabernáculos. Y le dijeron sus hermanos a Jesús: “Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo.” Si vemos hasta aquí, parece ser que ellos le decían esto por él. Pero en el versículo 5 dice que ni aun sus hermanos creían en él. Ellos habían visto las señales de Jesús y su gran poder. Pero, no creían que Jesús era el Hijo de Dios y el Cristo. Quizá porque desde pequeño lo habían visto crecer junto a ellos. Entonces, si no creían que Jesús era el Hijo de Dios, ¿por qué le dirían que se manifestara al mundo? Muy probablemente ellos también tenían la misma ambición mundanal que tenían los discípulos. Si Jesús se manifestara con su gran poder y gloria, y se hiciera el rey, ellos que eran sus hermanos obtendrían grandes privilegios en su reino.
Entonces en los versículos 6-9 les dice Jesús dos cosas. Primero, él trabajaba no conforme a la petición de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios y a su tiempo. Segundo, Jesús les dijo que su obra no era exhibir su poder al mundo para ganar gloria terrenal, sino ayudarles a los hombres a ver sus pecados y a arrepentirse para que fueran salvos. Pero, sus hermanos tenían ambición mundanal, y no podían conocer la voluntad de Dios, ni creer en Jesús.
En el mundo tener ambición es muy natural. Más bien, si los jóvenes no tienen la ambición de ser millonarios, o de conquistar a una chica o a un hombre, o de ganar poder o fama, los miran como bicho raro. Pero en esta palabra podemos ver que tener ambición mundanal y amar las cosas del mundo nos estorba para conocer la palabra de Dios y creer en Jesús. Un joven parecía amar la palabra de Dios. Pero cuando empezó a ganar dinero, unos miles de pesos, se volvió altanero, y dejó la palabra de Dios. Y las muchachas que andan enamoradas de su novio no pueden conocer la palabra de Dios, ni creer en Jesús. Tener ambición y amar las cosas del mundo es pecado del cual debemos arrepentirnos.
Y en los versículos 25-30 sale otro tipo de gente. Si vemos los versículos 25 y 26, cuando Jesús reprendió a los líderes religiosos, decían unos de Jerusalén: “¿No es éste a quien buscan para matarle? Pues mirad, habla públicamente, y no le dicen nada. ¿Habrá reconocido en verdad los gobernantes que éste es el Cristo?” Y ¿creyeron ellos en Jesús? No. ¿Por qué no creyeron en Jesús? Miren el versículo 27. “Pero éste, sabemos de dónde es; mas cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.” Lo que dijeron acerca del Cristo no era verdad. Porque en 2 Samuel 7:12 y 13 dijo Dios que del linaje de David levantaría al Cristo. Y en Isaías 7:14 dijo el profeta que de una virgen nacería el Cristo. También en Miqueas 5:2 dice que el Señor saldría de Belén. Y precisamente Jesús nació en la familia de José, quien era descendiente del rey David, y fue concebido por el Espíritu Santo en una virgen, y por la soberanía de Dios nació en Belén. Y, si vemos los versículos 28 y 29, Jesús les declaró, diciendo que él no había venido de sí mismo, sino el único Dios verdadero le había enviado, y de él había procedido. Pero ellos tenían su idea humanista acerca de Jesús. Por eso no conocieron la doctrina de Dios, ni creyeron en Jesús.
Hoy en día también muchos tienen sus ideas humanistas acerca de Jesús. Y dan más crédito a sus ideas que a la palabra de Dios, y no creen en Jesús. Algunos dicen que Jesús nació de un padre judío, y fundó el cristianismo. También dicen que Jesús se casó con María magdalena, y sus descendientes viven en Francia. Otros dicen que la vida de Jesús se acabó con la muerte en la cruz. Por esas ideas ellos están cegados, y no conocen la palabra de Dios, y no pueden creer que Jesús es el Hijo de Dios y Salvador.
Entonces, ¿quién puede conocer la doctrina de Dios y creer en Jesús para ser salvo? Vamos a ver los versículos 10-18. Después que sus hermanos habían subido a la fiesta, Jesús también subió en secreto. Pero a la mitad de la fiesta fue Jesús al templo, y enseñaba. Y se maravillaban los judíos, diciendo: “¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado?” Ellos pensaban que Jesús era un simple carpintero (Mateo 13:55 ,56). Pero al ver que él tenía tantos conocimientos y tanta sabiduría, se asombraron.
Entonces, en el versículo 16 les dijo Jesús: “Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió.” Y miren los versículos 17 y 18. Jesús dice ‘quién puede conocer la doctrina de Dios, y creer en él’. “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta. El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia.” ‘El que quiera hacer la voluntad de Dios’, esa persona puede conocer que la doctrina de Jesús es de Dios, y creer que Jesús es el Hijo de Dios, el Cristo, y ser salvo. Y el que quiera hacer la voluntad de Dios es aquel que ama a Dios más que cualquier otra cosa del mundo, busca la gloria de Dios y es humilde y está dispuesto para obedecerle a Dios. El que tiene este corazón puede conocer que la doctrina de Jesús viene de Dios, porque Jesús vino a dar a conocer a Dios, y a manifestar la gloria de Dios (Juan 1:18 ). Y puede creer en Jesús, que él es el Hijo de Dios, el Cristo enviado de Dios. Y por su fe es salvo. Pero, los que no aman a Dios, ni buscan la voluntad de Dios, ni son humildes y sinceros ante Dios no pueden entender que la doctrina de Jesús es de Dios. Ellos están ciegos espiritualmente por su idea legalista, por su ambición mundanal y amor de las cosas del mundo y por su propia idea humanista. Por eso no pueden conocer la palabra de Dios, ni creer en Jesús. Y no pueden ser salvos. Ciertamente conocer la palabra de Dios y creer en Jesús depende de la actitud de corazón de cada uno. Por eso los que no creen en Jesús no podrán justificarse, cuando venga Jesús a juzgar a todos los hombres.
Le agradezco a Dios y le alabo, porque en la conferencia de semana santa varios de nosotros conocieron la palabra de Jesús, y creyeron en él. Es porque ellos aman a Dios, son humildes y sinceros ante Dios y quieren hacer la voluntad de Dios. Oro que todos ellos conserven ese corazón, y sigan creciendo en los conocimientos de la palabra de Dios y en la fe en Jesucristo. Oro que en este año nos envíe Dios a muchas ovejas que tengan este corazón para conocer la palabra de Dios, creer en Jesús y ser salvas. Oro que también vamos a ayudar a nuestras ovejas hasta que se arrepientan y tengan este corazón que ame a Dios y busqu
Palabra/ Juan 7:1-52
V.C./ Juan 7:37 ,38
Ríos de agua viva
“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.”
En esta palabra salen tres tipos de gentes que no conocen la doctrina de Dios, y no creen en Jesús. A ellos les dice Jesús que no podrán entrar en el reino de Dios. Esto quiere decir que serán condenados y castigados en el infierno. Entonces, ¿por qué no conocían ellos la doctrina de Dios? Y ¿quién puede conocer la doctrina de Dios, creer en Jesús y ser salvo?
Pero, a pesar de los pecados de los hombres, los invita Jesús a beber el agua viva que él les da. En esta palabra podemos aprender cómo podemos beber del agua que Jesús nos él, que es el Espíritu Santo. Y vamos a reflexionar en qué sentido es el Espíritu Santo ríos de agua viva que corren en nuestro interior. Oro que tengamos el corazón que pueda conocer la doctrina de Dios y creer en Jesús, para que corran ríos de agua viva del Espíritu Santo en nuestro interior. Amén.
I. El que quiera hacer la voluntad de Dios (1-31)
Vamos a ver el versículo 1. Andaba Jesús en Galilea, y no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle. ¿Por qué querían matarle a Jesús ellos? Si vemos los versículos 19-24, podemos entender la razón. En el versículo 21 dijo Jesús que por una obra que había hecho él, le querían matar los líderes religiosos. Esa obra se refiere a que Jesús había sanado al paralítico del estanque de Betesda. La cuestión es que Jesús lo había sanado en el día de reposo. Y por quebrantar el día de reposo le querían matar (Juan 5:16 ). Entonces en los versículos 22-24 Jesús les reprende a los judíos. Ellos aun en el día de reposo recibía circuncisión para que la ley de Moisés no fuera quebrantada. Pero, sanar completamente a un hombre era mucho más valioso e importante que recibir circuncisión. Entonces, era irrazonable enojarse con Jesús y procurar matarle por hacer esa obra valiosa e importante en el día de reposo. Y en el versículo 24 les dice Jesús: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.” Esta palabra nos hace recordar lo que dijo Jesús a los fariseos, cuando sanó a un hombre que tenía seca una mano. En Marcos 3:4 les dijo Jesús: “¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla?” En aquel momento también Jesús les estaba diciendo: “Juzgad con justo juicio.”
Pero, los líderes religiosos estaban aferrados a su idea legalista, y juzgaban según las apariencias. Por no hacer nada en el día de reposo ellos se creían justos, y condenaba a Jesús por sanar en el día de reposo, aunque él salvó la vida de un hombre. Ellos no podían entender la voluntad de Dios, y lejos de creer en Jesucristo, le querían matar.
Es increíble, pero verdad que aun hoy en día hay muchos que están aferrados a su idea legalista. Ellos creen que por hacer algunas buenas obras pueden ser justos delante de Dios. Por eso se hacen orgullosos y soberbios, y juzgan y condenan a otros que no las hacen. Este tipo de gente no puede entender la doctrina de Dios, ni creer en el evangelio de Jesucristo. Y serán condenados.
Ahora, vamos a ver los versículos 2-4. Estaba cerca la fiesta de los tabernáculos. Y le dijeron sus hermanos a Jesús: “Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo.” Si vemos hasta aquí, parece ser que ellos le decían esto por él. Pero en el versículo 5 dice que ni aun sus hermanos creían en él. Ellos habían visto las señales de Jesús y su gran poder. Pero, no creían que Jesús era el Hijo de Dios y el Cristo. Quizá porque desde pequeño lo habían visto crecer junto a ellos. Entonces, si no creían que Jesús era el Hijo de Dios, ¿por qué le dirían que se manifestara al mundo? Muy probablemente ellos también tenían la misma ambición mundanal que tenían los discípulos. Si Jesús se manifestara con su gran poder y gloria, y se hiciera el rey, ellos que eran sus hermanos obtendrían grandes privilegios en su reino.
Entonces en los versículos 6-9 les dice Jesús dos cosas. Primero, él trabajaba no conforme a la petición de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios y a su tiempo. Segundo, Jesús les dijo que su obra no era exhibir su poder al mundo para ganar gloria terrenal, sino ayudarles a los hombres a ver sus pecados y a arrepentirse para que fueran salvos. Pero, sus hermanos tenían ambición mundanal, y no podían conocer la voluntad de Dios, ni creer en Jesús.
En el mundo tener ambición es muy natural. Más bien, si los jóvenes no tienen la ambición de ser millonarios, o de conquistar a una chica o a un hombre, o de ganar poder o fama, los miran como bicho raro. Pero en esta palabra podemos ver que tener ambición mundanal y amar las cosas del mundo nos estorba para conocer la palabra de Dios y creer en Jesús. Un joven parecía amar la palabra de Dios. Pero cuando empezó a ganar dinero, unos miles de pesos, se volvió altanero, y dejó la palabra de Dios. Y las muchachas que andan enamoradas de su novio no pueden conocer la palabra de Dios, ni creer en Jesús. Tener ambición y amar las cosas del mundo es pecado del cual debemos arrepentirnos.
Y en los versículos 25-30 sale otro tipo de gente. Si vemos los versículos 25 y 26, cuando Jesús reprendió a los líderes religiosos, decían unos de Jerusalén: “¿No es éste a quien buscan para matarle? Pues mirad, habla públicamente, y no le dicen nada. ¿Habrá reconocido en verdad los gobernantes que éste es el Cristo?” Y ¿creyeron ellos en Jesús? No. ¿Por qué no creyeron en Jesús? Miren el versículo 27. “Pero éste, sabemos de dónde es; mas cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.” Lo que dijeron acerca del Cristo no era verdad. Porque en 2 Samuel 7:12 y 13 dijo Dios que del linaje de David levantaría al Cristo. Y en Isaías 7:14 dijo el profeta que de una virgen nacería el Cristo. También en Miqueas 5:2 dice que el Señor saldría de Belén. Y precisamente Jesús nació en la familia de José, quien era descendiente del rey David, y fue concebido por el Espíritu Santo en una virgen, y por la soberanía de Dios nació en Belén. Y, si vemos los versículos 28 y 29, Jesús les declaró, diciendo que él no había venido de sí mismo, sino el único Dios verdadero le había enviado, y de él había procedido. Pero ellos tenían su idea humanista acerca de Jesús. Por eso no conocieron la doctrina de Dios, ni creyeron en Jesús.
Hoy en día también muchos tienen sus ideas humanistas acerca de Jesús. Y dan más crédito a sus ideas que a la palabra de Dios, y no creen en Jesús. Algunos dicen que Jesús nació de un padre judío, y fundó el cristianismo. También dicen que Jesús se casó con María magdalena, y sus descendientes viven en Francia. Otros dicen que la vida de Jesús se acabó con la muerte en la cruz. Por esas ideas ellos están cegados, y no conocen la palabra de Dios, y no pueden creer que Jesús es el Hijo de Dios y Salvador.
Entonces, ¿quién puede conocer la doctrina de Dios y creer en Jesús para ser salvo? Vamos a ver los versículos 10-18. Después que sus hermanos habían subido a la fiesta, Jesús también subió en secreto. Pero a la mitad de la fiesta fue Jesús al templo, y enseñaba. Y se maravillaban los judíos, diciendo: “¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado?” Ellos pensaban que Jesús era un simple carpintero (Mateo 13:55 ,56). Pero al ver que él tenía tantos conocimientos y tanta sabiduría, se asombraron.
Entonces, en el versículo 16 les dijo Jesús: “Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió.” Y miren los versículos 17 y 18. Jesús dice ‘quién puede conocer la doctrina de Dios, y creer en él’. “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta. El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia.” ‘El que quiera hacer la voluntad de Dios’, esa persona puede conocer que la doctrina de Jesús es de Dios, y creer que Jesús es el Hijo de Dios, el Cristo, y ser salvo. Y el que quiera hacer la voluntad de Dios es aquel que ama a Dios más que cualquier otra cosa del mundo, busca la gloria de Dios y es humilde y está dispuesto para obedecerle a Dios. El que tiene este corazón puede conocer que la doctrina de Jesús viene de Dios, porque Jesús vino a dar a conocer a Dios, y a manifestar la gloria de Dios (Juan 1:18 ). Y puede creer en Jesús, que él es el Hijo de Dios, el Cristo enviado de Dios. Y por su fe es salvo. Pero, los que no aman a Dios, ni buscan la voluntad de Dios, ni son humildes y sinceros ante Dios no pueden entender que la doctrina de Jesús es de Dios. Ellos están ciegos espiritualmente por su idea legalista, por su ambición mundanal y amor de las cosas del mundo y por su propia idea humanista. Por eso no pueden conocer la palabra de Dios, ni creer en Jesús. Y no pueden ser salvos. Ciertamente conocer la palabra de Dios y creer en Jesús depende de la actitud de corazón de cada uno. Por eso los que no creen en Jesús no podrán justificarse, cuando venga Jesús a juzgar a todos los hombres.
Le agradezco a Dios y le alabo, porque en la conferencia de semana santa varios de nosotros conocieron la palabra de Jesús, y creyeron en él. Es porque ellos aman a Dios, son humildes y sinceros ante Dios y quieren hacer la voluntad de Dios. Oro que todos ellos conserven ese corazón, y sigan creciendo en los conocimientos de la palabra de Dios y en la fe en Jesucristo. Oro que en este año nos envíe Dios a muchas ovejas que tengan este corazón para conocer la palabra de Dios, creer en Jesús y ser salvas. Oro que también vamos a ayudar a nuestras ovejas hasta que se arrepientan y tengan este corazón que ame a Dios y busqu
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